Fue de más a menos el Barcelona frente al Dinamo de Kíev. El cuadro azulgrana empezó como un huracán y fue deshinchándose especialmente después del gol inicial de Leo Messi desde el punto de penalti que adelantó el cuadro catalán. Sin embargo, volvió a salir excesivamente frío al terreno de juego tras el descanso y a punto estuvo de lamentar el gol del Dinamo pero el árbitro, el inglés Michael Oliver, anuló la acción un instante antes de que el balón cruzara la línea de gol del cuadro barcelonista.
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Sucedió en el minuto 47 cuando el Dinamo sirvió un córner con una rosca que el colegiado apreció que salió por línea de fondo antes del remate de cabeza del delantero ucraniano, que golpeó de forma picada para sorprender a Marc-André Ter Stegen y enviar el balón al fondo de la red azulgrana. El gol, pues, no subió al marcador pero la duda en cuanto a la validez de la acción no quedó nada clara debido a que ninguna de las dos repeticiones que ofreció la realización televisiva permite asegurar que el balón hubiera salido.