ANÁLISIS
Cuando Ousmane Dembélé fichó por el Barcelona con sólo veinte años se convirtió en el jugador más caro de la historia del club azulgrana -aunque pocos meses después Philippe Coutinho le superaría- pero hoy, apenas tres años después, ha dejado de ser internacional, ha visto como le han ofrecido a todos los clubes de Europa y actualmente tiene a dos chavales -uno menor de edad- por delante a ojos del entrenador, pruebas inequívocas de que el último tren azulgrana del extremo francés puede estar pasando de largo.
Esta vez el jugador da muestras de ser consciente de ello, por lo menos. El jueves acudió a las instalaciones azulgrana a entrenar por su cuenta a pesar de tener el día libre, como el resto de sus compañeros que no han sido llamados por sus respectivas selecciones, y pretende hacer lo propio en los días venideros. Su objetivo es el de demostrar que sí puede ser un jugador importante para el Barcelona pero cabe pensar que quizá sea ya demasiado tarde para él.
Se ha perdido más de la mitad de los partidos del Barcelona
Llegó a Barcelona como un crack en ciernes tras un par de años de meteórica evolución en el Rennes y el Borussia Dortmund. Sin duda, le pasó factura la escasa capacidad negociadora de la junta azulgrana, que apenas logró rebajar en cinco millones los ciento cincuenta que pedía el club alemán, pero él tampoco ha dado muestras de entender que en la élite no puede comportarse como un adolescente consentido porque ello se traduce en lesiones y desconfianza a ojos de todos los que le rodean, también de los que toman las decisiones, motivo por el cuál desde que llegó apenas ha disputado un tercio de los minutos que ha jugado el equipo azulgrana.
Y Dembélé ya ha perdido la etiqueta de crack que ha mantenido en sus tres primeros años porque a pesar de ser ambidiestro y aspirar a ser titular en cualquiera de los dos extremos, por la izquierda tiene por delante a Ansu Fatiy por la derecha van Leo Messi, Antoine Griezmann y Francisco Trincao antes que él. Es tan evidente que lo ve hasta el propio Dembélé que, al fin, ha empezado a trabajar como se le presupone a un jugador de élite pero está por ver si ya no es tarde para él por mucho que se empeñe en hacer borrón y cuenta nueva. De momento, es un suplente más.
