En la particular cultura del futbol mexicano, se tiene una creencia respecto al desarrollo de las jóvenes promesas. Múltiples oportunidades se ha escuchado que un jugador debe formarse y cumplir sus procesos en la Liga MX, para llegar preparado a Europa y aspirar a jugar en un equipo de mayor nivel.
Miguel Herrera es uno de los defensores a ultranza de esta teoría, criticando en distintas ocasiones la decisión de Diego Lainez sobre marcharse al Betis con menos de 50 partidos en el Máximo Circuito: "Para mí se adelantó su proceso. Apenas terminamos de ser campeones y lo primero que le dijo Lainez a Mauricio Culebro fue: ‘Ya fui campeón, ya me quiero ir’. Ya traía la cabeza rodando muy rápido y está bien, no quiero parar sus aspiraciones, pero todo lleva un proceso”.
Y es que las pocas transferencias de los jugadores mexicanos a Europa son parte de un círculo vicioso. Los equipos mexicanos invierten importantes recursos en la formación de futbolistas, esperando réditos y tasando muy caros a sus futbolistas cuando llega un equipo extranjero. Con esto, las instituciones del Viejo Continente prefieren firmar algún jugador de otra nacionalidad, que resultará en un costo menor.
Uno de los jugadores que desafió al sistema y rompió este molde es Gerardo Arteaga. El defensor de Santos Laguna es la nueva contratación del Genk de Bélgica, y aunque parecería un movimiento que implica ir a un campeonato con menos cartel, llega a una institución experta en la formación y venta de jugadores.
No existe una fórmula absoluta para el éxito en el futbol, pero otros países han logrado crear una selección top colocando a la mayor cantidad de jóvenes promesa en ligas emergentes como Bélgica, Francia, Holanda o Portugal, países con equipos expertos en el desarrollo de talento y por donde han pasado la gran mayoría de estrellas en la actualidad.
El roce internacional podría ser uno de los factores que está alejando a la Selección mexicana de los primeros ocho puestos en la Copa del Mundo. Hoy en día resulta complicado encontrar 23 futbolistas mexicanos que puedan competir al máximo nivel; sin embargo, transfiriendo promesas desde temprana edad, el número de jugadores realmente capacitados podría aumentar.
Bienvenidos más jugadores como Eugenio Pizzuto y Gerardo Arteaga dispuestos a dejar su zona de confort para ganarse la vida en la hostilidad de territorio europeo. Que los clubes faciliten este tipo de operaciones y a largo plazo, se obtendrían más beneficios económicos y deportivos.
El talento mexicano nunca estará en duda, pero siempre quedará la icógnita de qué hubiera pasado si futbolistas en gran momento como Oribe Peralta, Rodolfo Pizarro, Jurgen Damm o Hugo Ayala sacrificaban la comodidad económica para vivir los altos y bajos del sueño europeo.