El Chelsea promete ser uno de los grandes animadores del mercado de fichajes a pesar de la crisis económica tras el coronavirus. El club inglés va a llevar a cabo una importante remodelación de su plantilla que quiere rejuvenecer y cuenta con una economía saneada para invertir.
Un ataque de vértigo
Los blues ya se han gastado en torno a unos 90 millones de euros en fichar a al extremo del Ajax Hakim Ziyech y al delantero del Leipzig Timo Werner para montar un tridente ofensivo de ensueño con Pulisic. Con estas dos operaciones cubre las bajas de William y Pedro, que dejan este verano el club como agentes libres tras acabar su contrato.
Sin embargo, el Chelsea no se detiene y su plan es ambicioso para reforzar todas las líneas del equipo tal y como publican varios medios ingleses. El club tiene la economía saneada tras la millonaria venta de Hazard y pasar todo un año sin fichar por la sanción de la UEFA y puede lucir músculo en un mercado en el que sus competidores no tendrán tanta liquidez tras el coronavirus.
Como publicó Goal uno de sus objetivos más ambiciosos es el mediapunta aleman Kai Havertz del Bayer Leverkusen, una de las sensaciones de la temporada y que parece ya preparado para dar un salto más en su carrera pero está valorado en 100 millones de euros.
Una defensa casi nueva y un objetivo ambicioso para la portería
Para la defensa, el Chelsea también tiene pensado cambios con la idea de fichar al central del West Ham Declan Rice. El carril izquierdo es otro puesto a reforzar con el fichaje del lateral del Leicester City Ben Chilwell, que podría suponer un gasto de otros 90 'kilos'. Para compensar esta inversión, Lampard pondrá a la venta hasta a cuatro defensas: Marcos Alonso, Emerson, Christensen y Zouma.
La portería es el último puesto que los blues quieren reforzar pero es uno en los que e han marcado un objetivo más ambicioso, ya que su idea es intentar dar salida a Kepa, que no ha terminado de cuajar tras convertirse en el portero más caro de la historia e intentar reclutar al portero del Atlético de Madrid Jan Oblak, posiblemente uno de los mejores del mundo pero también de los más caros.
