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Noticia Goal: Por qué el Atlético de Madrid entró y salió de la Superliga

Que el Atlético de Madrid jamás debió adherirse a una Superliga que rechazaban sus hinchas es inopinable. Pero ¿por qué abandonó el club rojiblanco la Superliga?Goal aporta todos los detalles de la intrahistoria del "no" rojiblanco, zanjando con una carta de desagravio de Gil Marín a los socios, pidiendo disculpas por el error cometido. Fuentes solventes relatan a Goal cómo se sucedieron los acontecimientos, de manera cronológica, desde la perspectiva del Atlético de Madrid.

SIGUE AQUÍ EL ATLÉTICO DE MADRID VS. HUESCA, DE LALIGA

El pasado jueves por la noche, Miguel Ángel Gil Marín recibió la llamada de Andrea Agnelli, presidente de la ECA y a la sazón, de la Juventus. En esa conversación se puso sobre la mesa el conflicto de intereses con la UEFA y Agnelli le explicó a Gil Marín que querían forzar una mesa de negociación con la UEFA para aumentar los ingresos de los mejores equipos de Europa. El mensaje del italiano fue claro: si Gil Marín quería tener acceso a negociar con la UEFA, debían ir todos juntos en un grupo, una nueva empresa, la Superliga. Agnelli le abrió la puerta y Gil Marín le pidió un margen de tiempo para pensarlo. Un día después, el pasado viernes, le presentaron el embrión del proyecto al CEO del Atleti, invitándole a sumarse a la Superliga como participante de última hora, advirtiéndole que, en caso de no entrar, tenían conversaciones con otros equipos para formar el grupo definitivo.

La Superliga iba a tener 15 clubes y un plan de comunicación detallado

El Atlético firmó un documento de adhesión de la Superliga, pero en ese documento se especificaba que, antes del mes de junio, la Superliga estaría compuesta por 15 equipos, con la presencia de Borussia Dortmund, Bayern de Múnich y PSG. Durante todo ese proceso de decisión, el Atlético de Madrid no tuvo ningún contacto con Real Madrid o Barça, los dos otros integrantes españoles del proyecto. El cuadro rojiblanco sí mantuvo diálogo con tres equipos: Juventus, Chelsea y United. Gil Marín creyó que alinearse con la Superliga daría a los clubes la suficiente fuerza como para forzar lo que quería, un escenario de negociación con la UEFA. Al CEO del Atlético se le explicó que serían 15 equipos, que habría un plan de comunicación profesional del proyecto – el único plan fue una entrevista nocturna de Florentino Pérez de madrugada, en una cadena secundaria-, y que había que redactar una nota conjunta sin demora, porque el tiempo jugaba en contra y había que contraprogramar las intenciones de la UEFA.

Sin negociación con UEFA, el Atleti estaba en el bando equivocado

En esa declaración de intenciones de los fundadores de la Superliga, Gil Marín pidió que se incluyera, expresamente, un párrafo donde se instaba a negociar con UEFA y FIFA. Horas después de firmar el documento, el Atlético empezó a sospechar que algo no iba bien. El Dortmund, que iba a estar en el escalón de ingresos y reparto del Atleti, no se adhería al proyecto. Después llegó el “no” del Bayern. Y cuando el PSG tampoco quiso estar en la Superliga, Gil Marín supo que las opciones de éxito del proyecto comenzaban a diluirse. Cuando los clubes ingleses comenzaron a dudar y prepararon la documentación para salir, la cosa se puso peor. Y cuando Gil Marín comprendió que no se trataba de formar una mesa de negociación con la UEFA, sino de una declaración de guerra contra la UEFA, ya era demasiado tarde. Había querido preservar los intereses económicos de la SAD, pero había cometido un error estratégico que le iban a reprochar sus aficionados. Estaba en el bando equivocado.

Reunión decisiva de Gil Marín, Simeone y la plantilla

El Atlético decidió asumir su error y se puso manos a la obra para sacar la pata de donde la había metido. Convocó a plantilla y cuerpo técnico para una reunión a pie de campo y les explicó todo el proceso de la toma de decisiones. Gil les comunicó que el proyecto tenía lagunas, que se habían equivocado, que no se pretendía ir contra la UEFA y que creía que había cometido un gran error. La plantilla, con Simeone delante, intercambió impresiones con el CEO del club y cerró filas en torno a una postura: entendían que el club debe velar por su economía, pero pensaban que formar parte de una competición cerrada atentaba contra los méritos deportivos, que son los códigos sagrados del fútbol. Para sorpresa de plantilla y técnico, Gil Marín les comunicó que el Atlético de Madrid iba a dar marcha atrás, que se saldría de la Superliga y que pediría disculpas a los aficionados por haber tomado una decisión errónea. Dicho y hecho.

Salir de la Superliga, penalizaciones y tribunales

A pesar de que el Atlético de Madrid firmó un documento vinculante y que para abandonar la Superliga podría tener que hacer frente a una cláusula de penalización, Gil Marín comunicó a los clubes fundadores que su club se iba y horas después, quiso dar explicaciones. Declinó aparecer en los medios de comunicación y en su lugar, bien aconsejado porque los agraviados habían sido sus aficionados, escogió dar explicaciones y ofrecer disculpas a través de una carta para los más de 130.000 socios colchoneros. Consciente de que el club tendrá que pagar una penalización por salir de la Superliga, el Atlético de Madrid decidió abandonar un proyecto en vía muerta. En el club la sensación imperante es que les utilizaron y que, en cierto modo, también se dejaron utilizar. El Atleti, que tendrá que pagar la penalización pactada o acudir a los tribunales si fuera necesario, asume su error y por eso, ha querido pedir disculpas a su auténtico patrimonio, sus aficionados. Más vale tarde que nunca.

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