
Caras nuevas, clubes que ya lo disputaron y, sobre todo, un nuevo aplauso para el campeonato que más democratiza la pelota en tiempos donde nadie parece querer contribuir a ello.
Nadie escapa que Qatar está en el foco del fútbol planetario desde que lograra adjudicarse ser sede del próximo Mundial 2022, que conlleva no sólo un cambio radical en la elección de los países organizadores, sino en la distribución del calendario del fútbol en cualquier lugar, pues se disputará en fechas alejadas de los meses y estaciones habituales. El país árabe no tiene cultura futbolística muy vetusta y está siendo en los últimos tiempos, cuando se lanzó a crear su propio sello en base a un excepcional trabajo de cantera y estructura que les llevó a proclamarse campeones de Asia hace unos meses. En ese recorrido hasta la fecha clave de 2022, Catar ha logrado acumular experiencias organizativas y este Mundial de Clubes (así como la próxima edición que también se disputará en suelo catarí) tiene claras connotaciones al respecto, pues se pretende ir preparando el camino y sumar experiencia en organización de grandes eventos futbolísticos.
Pese a todo, resulta difícil no admitir que el torneo siente ya la presión de saber que la FIFA creó una nueva versión que dará comienzo en 2021 (24 equipos jugando en junio-julio con Shanghái como epicentro) y que parecerá más un torneo creado, nuevamente, para generar mayor atención mundial, acumular más clubes, ampliar su foco de acción y, claro, poder sacar mayor rentabilidad financiera pues ahí es donde el gran ente futbolístico ha creído que había que entrar para llevarlo al siguiente nivel. Un nivel que, para los puristas y clásicos, no significa otra cosa que desnaturalizarlo, no premiar a los que verdaderamente ganaron cada torneo continental y, desde luego, alejarlo más de esa democratización que cada vez tiene menos defensores en el fútbol moderno.
Y mientras este modelo agoniza, la realdad es que la edición 2020 tiene muchísimos alicientes desde un enfoque puramente deportivo, porque los campeones continentales de este año hacen imaginar una Fase Final mucho más igualada y atractiva que en anteriores ediciones. No son sólo campeones de su continente, sino que son clubes que alcanzaron un nivel altísimo y que, y aquí está la principal novedad, tienen un buen armado de plantilla y de economía, por lo que ni perdieron estrellas por el camino, ni tampoco cedieron interés por las fechas siempre delicadas de este torneo. Todos, llegan absolutamente con todo.
Al Sadd (Catar): Cada edición se guarda una plaza para invitar al campeón liguero del país que organiza el torneo, por lo que el ganador del campeonato catarí este curso ha sido el ya mediáticamente famoso Al Sadd que dirige Xavi Hernández. En 2011, fueron el primer club de su país en acceder al Mundial de Clubes y tuvieron una fantástica puesta en escena porque lograron ser terceros (cayeron en semifinales ante el Barcelona). Actualmente, su temporada acaba de empezar porque el calendario es diferente al europeo, pero no han comenzado bien pues sólo suman una victoria en sus cuatro primeros duelos. Cierto es que Xavi (su segundo es su eterno amigo David Prats) contará con un grupo en el que ha trabajado estos años primero como jugador y, desde hace unos meses, como técnico, donde destaca el también español Gabi (ex Atlético) y jugadores locales que han crecido enormemente en los últimos años, como el portero Al Sheeb, el lateral Pedro Miguel, los centrales Salman y Khoukhi, el centrocampista Al Heidos y, desde luego, el gran talento nacional, Akram Afif. Todos ellos, campeones con Catar de la pasada Copa Asia. Tendrán a favor jugar en su propio estadio los dos primeros partidos por lo que, al menos, sí son favoritos para pasar primera ronda y poner competitividad en adelante.
Hienghène Sport (Nueva Caledonia): No podemos esconder que el gran estímulo de exotismo de cada edición del Mundial de Clubes, lo pone el campeón de Oceanía. Pero nunca hubo uno que reúna tantos matices singulares como el de esta temporada, pues contrariamente a lo que había sucedido cada año (excepto una sola vez), los ganadores respondían siempre a la bandera de Australia o Nueva Zelanda, donde Auckland ya era el más representativo del torneo. Este curso, la sorpresa es mayúscula porque ya en semifinales de la Champions de Oceanía, los dos clubes de la peculiar isla de Nueva Caledonia (pertenecientes a Francia), vencieron de manera increíble a Team Wellington (campeón en 2018) y Auckland City (ganador de 7 Champions League seguidas). Ese día será eterno para el fútbol de la isla y el Hienghène acabó venciendo al Magenta en la finalísima más surrealista que jamás hayan vivido en el continente. Evidentemente, todos sus integrantes son futbolistas amateurs, no existe la profesionalidad entre ellos y ya es un éxito sin precedentes que puedan asomarse al mundo para mostrar su historia. Además, el Hienghéne también venció al Magenta en la Liga, que terminó hace un mes y que les proclamó campeones nacionales. Desde entonces, llevan más de 30 días entrenando sólo para disputar este torneo que será el mayor foco de su historia para jugadores como Antoine Roine, Geordy Goni, Jefferson Daite o el veterano goleador, Bertrand Kai. Es por ellos que el Mundial de Clubes cumple esta función democrática que nunca debería perder.
Esperance (Túnez): El casi sempiterno dominador del fútbol tunecino (29 títulos de Liga) y siempre fiel competidor africano (4 títulos de Campeón continental), repite presencia en el Mundial de Clubes tras ganar la finalísima al Wydad (Marruecos). El pasado curso terminó quinto y al representante africano se le resiste dar el siguiente paso. Este año es realmente especial pues es el de su Centenario y su masiva y alocada afición, estará presente en gran número en Catar. La mejor manera de celebrarlo sería ganando ese primer partido (será ante Al Hilal) y lograr así el billete para semifinales por vez primera. Su técnico es Mouin El Shaabani, un adelantado de apenas 38 años que suma poco más de un año en el cargo y que no ha parado de ganar títulos desde entonces basándose en la serenidad de Ben Cherifia bajo palos (un One Club Man del Esperance), los goles del eterno Anice Badri, la sobriedad de los argelinos Benguit y Chetti, y dos relativamente sorpresas que se han asentado, el centrocampista ghanés Bonsu, y el libio Elhouni, que encontró enorme relación con el gol.
Al Hilal (Arabia Saudi): Pocas veces el fútbol asiático ha mostrado un campeón de semejante perfil estelar, y es que habituados al control, sobriedad y fuerza compacta global de los constantes campeones japoneses o coreanos, la irrupción del brutal Al Hilal representa un enorme estímulo para el Mundial de Clubes. Un equipo creado por y para ganar la Champions de Asia, que cumplió y no desfalleció, arrollando a todos sus rivales con un proyecto repleto de estrellas que podrían estar jugando aun en clubes europeos de alto nivel pero que se unieron en Arabia por la enorme chequera que les pusieron en la mesa y ellos han cumplido notablemente. El rumano Razvan Lucescu ha creado una máquina de crear amenazas ofensivas con velocidad, talento y dinamismo comprometido, algo difícil de ver en clubes de este perfil. El peruano Carrillo, el francés Gomis y, sobre todo, el talento diferencial del italiano Giovinco, pasaron por encima de sus rivales asiáticos. El tal el poder de su plantilla, que en la Champions Asiática donde sólo se pueden convocar a 4 extranjeros no asiáticos (las reglas son así), el cuarto elegido fue el sobrio central coreano Jang Hyun-Soo, lo que supone dejar fuera a uno de los mejores goleadores de su continente, Omar Khribin e incluso al genial brasileño Carlos Eduardo o al experimentado colombiano Cuéllar.
Monterrey (México): Tan realidad es que el fútbol mexicano se adueñó de la Concacaf (hasta el punto de sólo empezar a sufrir un poco la cercanía de nivel de los equipos de USA-MLS), como que luego, desaprovechan una vez tras otra su oportunidad en el Mundial de Clubes. Es difícil de explicar pero los aztecas parecen sufrir un mal endémico que les impide dar un salto para competir por retos a la altura de lo que se espera o, al menos, romper una barrera clave en el torneo. Los Rayyados vencieron a su enemigo número uno, Tigres, en la final continental y será la cuarta participación en el torneo planetario. Dirigidos por Antonio Mohamed desde octubre, el argentino tiene un equipo que ha descendido su nivel estas últimas fechas en su país, metiéndose como último clasificado en la fase decisiva de su Liga (que funciona bajo PlayOff). Marcelo Barovero en la portería, Basanta, Vangioni, Nico Sánchez, Meza y los goles de Rogelio Funes Mori, hacen que su plan hable muy argentino, aunque son fundamentales también las arrancadas de Dorlan Pabón y el empaque de Gallardo y Layún, los dos mexicanos más importantes de su esquema. La meta, muy clara, dejar de recalcar cada año que los equipos aztecas son incapaces de hacer un buen papel en el Mundial de Clubes.
Flamengo (Brasil): Quizás aún estén de fiesta, porque la temporada tan brutal del Mengao apenas culminó hace unos días con la consecución de la Copa Libertadores dentro de una remontada histórica a River Playe y, prosiguió horas después cuando, en plena celebración por ese título tan ansiado desde 1981, los resultados le convertían igualmente en campeón del Brasileirao. Todo en sólo 24 horas que premian a un proyecto creado únicamente con la presión y obligación de estar en este Mundial de Clubes. Suma 27 partidos sin perder (22 victorias) y ha jugado un partido cada 100 horas este año. ¿Cómo pudo crear, en sólo unos meses, una estructura tan fiable? La primera clave fue que inventó varios futbolistas de muy buen nivel que fueron vendidos por cifras jamás vistas en el club. Vinicius y Paquetá dejaron más de 80Mill€ en bolsa, algo que ya marcaría diferencias en un campeonato europeo y que demostró ser la base para reestructurar el proyecto a fondo. Fuera del césped, la inversión fue para mejorar el complejo de entrenamiento a uno de primer nivel, hasta ser pionero en Brasil por viajar en charter a sus partidos e incluso incorporar desde Europa nueva tecnología médica que está facilitando la gestión de esfuerzos de sus futbolistas.
En el césped, está la prueba de todo ello. Contrató a Bruno Henrique, De Arrascaeta, Rodrigo Caio y Gabigol el pasado año y, para esta temporada, atrajo además a futbolistas de experiencia internacional como Rafinha, Gerson o Filipe Luis, además de la acertada contratación del central español Pablo Marí. Estos 8 futbolistas son intocables en el once inicial, lo que supuso una reorganización capaz de cautivar a un técnico de primer nivel y que nunca podría haber sido tentado de otra manera: Jorge Jesús.
Y en apenas unos meses, el técnico portugués ha logrado una máquina de resultados con grandes atractivos y que aspira a un triplete histórico. ¿Le dará como para sorprender al Liverpool?
Liverpool (Inglaterra): El campeón de Europa es siempre el favorito número uno del Mundial de Clubes por potencial, obligación, categoría y la dolorosa y creciente brecha que se está abriendo cada día más entre el fútbol europeo y el resto del planeta. UEFA suma 11 títulos y Conmebol, 4, por lo que no sólo se alarga el margen entre ellos, sino que se sabe que sólo esos dos perfiles son los candidatos reales. Este curso, si cabe, la duda existiría menos si nos basamos en el tremendo empaque, seguridad y contundencia que ha demostrado el Liverpool de Jurgen Klopp que, además, atraviesa un momento espléndido en la Premier que roza más cerca que nunca de terminar con su odisea de 30 años sin ganarla. Eso sí, para estar presentes en este torneo, ante la acumulación de paridos en Inglaterra, va a tener que jugar un duelo de Cuartos de Final Carabao Cup (Copa de la Liga), con jugadores del filial y un equipo absolutamente alternativo pues el día 18, apenas horas después, juega su estreno en suelo catarí dentro del marco de este ‘Mundialito’. Firmino, Mané y Salah llegarán en plena forma y sus carrileros, Andy Robertson y Trent Alexander-Arnold, son ya elogiados por su diferencialidad. Los Reds jugaron ya este formato en 2005 y cayeron ante el Sao Paulo en la Final. Por ese precedente, problemas de calendario, por la acumulación de citas (en Champions tiene que solucionarlo aun en la última fecha de fase de grupos y en Premier tiene más partidos en estas fechas) y porque tiene en Flamengo un rival verdaderamente potente, se intuye que el título planetario va a ser más disputado que en anteriores ocasiones, pero siguen siendo favoritos por completo.

