¡De película! En un verdadero partidazo, con fútbol de alto vuelo, dos equipos plenamente entregados en sus objetivos y un planteamiento poco convencional de Nacional, pero que terminó dando el resultado buscado, el equipo colombiano dejó en el camino a Libertad.
Fue un inicio de pesadilla para los locales que al minuto 2 ya estaban viendo vulnerada su defensa por el costado de Banguero para complicar más aún el resultado global. Pero el planteamiento de Guimarães se mantuvo con su línea de cuatro defensas, tres volantes y tres atacantes para buscar los tres goles que necesitaba en ese momento.
Barrera marcó el primero y Álvez tuvo el segundo, aumentando el drama. Iniciando la complementaria, Libertad pudo sentenciar todo, pero no aprovechó y le volvió a dar vida a un equipo que de local se hace muy fuerte, con errores y virtudes. Llegó el golazo de Perlaza y la remontada de Álvez para que ahí sí Guimarães cambiara todo lo visto.
En una cuestionada decisión por parte de los aficionados, el técnico apostó por aguantar muy temprano en el partido, defenderse, cuidarse y hacerse fuerte atrás. Mientras las críticas llovían, pues no es a lo que la tribuna está acostumbrada en su esencia histórica, apareció la magia de Andrade para habilitar a Duque y liquidar la serie. Le salió todo al brasileño y las críticas cesaron.
Misión cumplida y las formas ya habrá tiempo de revisarlas luego. Con tres, cuatro o cinco defensas, todo vale. El objetivo de estar en la fase de grupos se cumplió a cabalidad, para intentar retomar protagonismo continental y un alivio económico que refresca en medio de la dolorosa demanda por el caso Marlos Moreno.
A Guimarães lo trajeron para intentar resultados casi inmediatos y los está dando: clasificado en Liga, clasificado en Copa. Las formas quedarán en el tintero y posiblemente en un segundo plano mientras los resultados sigan avalando el regreso a la gloria del más grande del país.


