Que Meza, que Acuña... Gustavo Alfaro andaba a la búsqueda de un volante por izquierda porque sentía que había una función en ese sector del campo de juego que no estaba encontrando para su Boca. Sin embargo, ante las constantes trabas a la hora de traer a estos futbolistas, Nicolás Burdisso le presentó una variante para la otra banda: Eduardo Salvio. Un hombre de experiencia, que lleva ya una década en el fútbol europeo y que disputó la última Copa del Mundo.
El Toto tuvo una temporada irregular luego de un 2018 repleto de problemas físicos, que comenzaron luego del Mundial, pero que pueden retrotraerse a una artroscopía que se realizó en su rodilla derecha en febrero del año pasado. Fueron cuatro lesiones musculares las que sufrió entre agosto y noviembre, producto de las cuales se perdió 13 partidos. En febrero de 2019, una inflamación del tendón del bíceps lo volvió a marginar de las canchas durante 11 encuentros y su regreso recién se produjo en abril.
En definitiva, disputó 28 cotejos en las Águilas entre 2018 y 2019: 14 por el campeonato local, tres por la Copa de la Liga, dos por la Copa de Portugal, siete por la Champions League y dos por la Europa League. Sin embargo, solo en 17 oportunidades fue titular, mientras que seis veces entró a jugar menos de 10 minutos. Además, completó los 90 minutos en cancha en apenas tres choques.
Otro de los motivos por los cuales el ex-Lanús vio pocos minutos puede ser el cambio de entrenador en Benfica: Rui Vitória dejó su cargo tras cuatro años -y siete títulos- en la institución para darle paso a Bruno Lage. Así, el equipo pasó de jugar 4-3-3, con Salvio como extremo por derecha, a 4-4-2, con él como variante del portugués Pizzi a la hora de ingresar desde el banco como volante por derecha.
Opta
Así, bajo el mando de Lage, jugó solo 11 partidos, siendo titular en apenas tres de ellos. Así y todo, se las arregló para llegar a convertir seis goles y dar cinco asistencias, que, si bien lo deja lejos de sus mejores temporadas, como la 2012/13 o la 2017/18, lo califica como un futbolista que, cuando se encuentra en la zona de terminación de la jugada, sigue siendo sumamente influyente.
