La fuerte lluvia que cayó en la Capital y en gran parte de la Provincia de Buenos Aires fue una especie de bendición para Boca, porque la suspensión del partido frente a Gimnasia le permite al Xeneize ponerse a pensar exclusivamente en el decisivo partido contra Junior, en el que se jugará su continuidad en la Copa Libertadores. Pero si el conjunto de la Ribera fue el gran ganador con la postergación fue a costa de un Lobo que no quedó nada conforme con la decisión.
El conjunto de La Plata intentó hasta último momento que el encuentro se jugara, porque la reprogramación le representará un importante gasto económico que nadie lo ayudará a solventar: Gimnasia no solamente perdió la posibilidad de recaudar un dinero extra porque la Aprevide le negó la chance de recibir hinchas visitantes, sino que tuvo que pagar por un operativo policial que ni siquiera se utilizó y deberá solventar también los otros gastos derivados de la apertura del estadio.
En cuanto a lo deportivo, la suspensión también perjudicó a algunos protagonistas. Si bien en Boca se celebró la postergación, para los jugadores que venían sin demasiado ruedo e iban a ser titulares se escapó una buena chance para mostrarse: Julio Buffarini, Junior Benítez y Sebastián Pérez, principalmente, perdieron la posibilidad de ganar terreno en la consideración del DT.
