Josep Maria Bartomeu BarcelonaGetty Images

La semana que acorraló a Bartomeu


ANÁLISIS

Creyó Josep Maria Bartomeu que con las explicaciones que dio hace una semana al vestuario a raíz del fuego orquestado por Eric Abidal había acabado la temporada de incendios en Can Barça pero no fue así. Los despropósitos del último mes, el despido de Ernesto Valverde, el sainete con su sucesor -que si Xavi, que si Koeman... hasta preguntaron a Pochettino-, el descartar fichar en enero para ponerse en manos de un Ousmane Dembélé de cristal que ha vuelto a romperse y ha obligado a tener que fichar, aunque en condiciones todavía más adversas que hace un mes, y la falta de solvencia económica a pesar de gozar de los ingresos más altos del mundo del fútbol, han sido nada tras destaparse que el Barcelona habría contratado de forma presuntamente opaca a una empresa de monitorización de redes sociales que además estaría realizando una guerra sucia en redes sociales para desprestigiar a opositores, socios y leyendas de un club patas arriba en estos momentos.

Lo cierto, sin embargo, es que Bartomeu no puede mostrar ninguna clase de sorpresa. Porque meses antes de que los periodistas Adrià Soldevila y Sergi Escudero destaparan el escándalo de las redes sociales en la Cadena SER, también Albert Llimós acudió a la junta con preguntas incómodas al respecto, muchas de las cuales quedaron entonces sin respuesta hasta que esta semana Soldevila y Escudero llegaron al quid de la cuestión y desataron la mayor crisis de la era Bartomeu, la única que le impide no hacer nada, como suele, hasta que la opinión pública se olvide de ello. Pero esta vez es distinta. Las acusaciones y las pruebas aportadas en el Què T'hi Jugues que dirige Sique Rodríguez han acorralado a un presidente que supo de la noticia varios días antes de su publicación, tal y como el propio Rodríguez explicó el martes en el programa. Y entonces el presidente y sus ejecutivos de confianza, con Jaume Masferrer a la cabeza, no tuvieron más argumentos que apelar a la "pena" para evitar que el caso viera la luz como ha acabado sucediendo.

Es por ello que el comunicado del club que siguió a la información tenía poco sentido. Las altas instancias de la junta hicieron oídos sordos cuando habían sido ya advertidas al respecto y la única defensa que lograron tejer en los cuatro días de gracia que tuvieron fue un comunicado que quedó desmontado apenas unas pocas horas después de su emisión con unas pruebas que Bartomeu y Masferrer ya habían visto días antes. Las explicaciones del presidente, durante la entrega del premio Vázquez Montalbán de periodismo deportivo a Jorge Valdano, se limitaron a la lectura con voz quebrada y dubitativa de otro comunicado sin aceptar preguntas en el que lo negaba todo para contradecirse ipso facto admitiendo que el club prescindía de I3Ventures, la empresa en cuestión.

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Si todo es falso, ¿por qué rescinde el contrato? Si no sabía nada, ¿dónde fueron a parar los informes que esta empresa presentaba de forma quincenal al club? Sus argumentaciones, pues, no dejaron satisfecho a nadie y obligaron al presidente a acudir, otra vez, raudo al vestuario a dar la cara. Tampoco allí sus explicaciones surtieron demasiado efecto tras media hora con los capitanes y el entrenador, como se vio después de que Gerard Piqué dejara en evidencia pocas horas más tarde a un periodista cercano a Bartomeu en las redes sociales.

Ya el miércoles, el rotativo El Triangle se hacía eco de la dimisión irrevocable de la directora financiera del club porque no quiere firmar más facturas extrañas y Bartomeu convocaba a la comisión delegada de una junta que en su mayor parte no sabía absolutamente nada de la contratación de estos servicios y mucho menos de sus actividades irregulares, para abordar tamaña emergencia, sin olvidar que el próximo viernes también deberá dar la cara ante sus propios compañeros directivos, muchos de los cuales están tan o más sorprendidos que la opinión pública. Porque tiene poco sentido que contando en la junta con Dídac Lee, una autoridad internacional en cuestión de márketing y estrategia online, el mismo Barcelona que vive en la ciudad del Mobile World Congress se haya ido a contratar a una empresa argentina con sede en un paraíso fiscal como Uruguay para desarrollar una actividad de monitorización en redes a cambio de un precio desorbitado.

Y todo ello sucede a falta de una semana para visitar al Napoli y a diez días de ir a jugarse la Liga al Santiago Bernabéu con la plantilla más corta de los últimos años. Desde el pasado jueves Bartomeu sabía lo que iba a pasar y no ha activado el zafarrancho de emergencia hasta el miércoles, cuando puede que ya sea tarde. Y aunque a veces al periodismo se le puedan reprochar tanto el fondo como la forma esta vez quien da muestras de estar en fuera de juego son Bartomeu y Masferrer, no tanto una junta tan sorprendida como cualquier hijo de vecino. A la espera de resolver la llegada de Martin Braithwaite y de lo que pueda pasar en el San Paolo y el Bernabéu es evidente que esta ha sido la semana más dura para Bartomeu desde que asumió la presidencia. Lo peor, para él, es que todavía no ha acabado.

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