Conceder a Marcelino García Toral y su equipo de trabajo todo el mérito en la voltereta que ha sido capaz de dar el Athletic en las últimas cinco semanas sería injusto. Igual que tampoco tendría sentido no reconocer que el técnico asturiano está siendo la piedra angular sobre la que se está cimentando la nueva senda competitiva de los leones.
Cuando con la llegada de 2021 el club ejecutó el cambio en el banquillo, solo los más optimistas creyeron que se podría sustanciar un empujón deportivo tan vertiginoso en el primer equipo. No había tiempo real para trabajar en condiciones todos los aspectos que el cuerpo técnico habría deseado, pero aun así, el trofeo de la Supercopa viajó a Bilbao. Desde entonces, un apretadísimo calendario no ha dado tregua hasta los últimos días.
Mientras tanto, y con la obligación de repetir la Asamblea de Compromisarios en el horizonte, la junta directiva del Athletic ha ido poniendo sobre la mesa tantas renovaciones de jugadores como ha considerado oportunas. Sin embargo, la prolongación de las vinculaciones de los futbolistas con la entidad de Ibaigane ha ido golpeando su casco contra la marea que Marcelino apuntaba como ideal cuando declaraba ser partidario de contar con una plantilla “de unos 22 jugadores más los chicos del filial”.
Antes del citado rosario de renovaciones, se desconocían los futuros de los siguientes jugadores: Herrerín, De Marcos, Balenziaga, Raúl García, Vesga y Zarraga (que a pesar de tener ficha del Bilbao Athletic, ya había disputado minutos con el primer equipo). De los citados futbolistas, el Athletic ha extendido hasta la fecha los compromisos con todos ellos –de modo unilateral en el caso de Zarraga– salvo en el caso de Raúl García (que parece que se hará en breve si se accede a sus pretensiones) y de Herrerín que no continuará. Además, se ha mejorado y alargado el contrato de Vencedor y todo apunta que está al caer el de Capa.
Próximo partido
Así las cosas, el próximo 1 de julio Marcelino tendría a su disposición –salvo sorpresas no contempladas hoy en día– un plantel ciertamente numeroso. A los 25 futbolistas que ahora mismo entrenan y juegan solo con el primer equipo, habría que sumar la vuelta de Iñigo Córdoba de su cesión el Alavés, la de Kenan Kodro de Pucela, el regreso de Daniel Vivian tras su extraordinario desempeño en el Mirandés y el aprovechamiento de la indudable explosión de Nico Williams en un filial que se le queda ya muy corto, cuando menos. Todo esto supondría un grupo de trabajo de 29 jugadores, muy alejado de los 22 que ha declarado Marcelino que querría tener en el día a día.
Habrá quienes piensen que el club podría acabar dando salida a muchos de ellos –ya sea vía cesiones, cartas de libertad o ventas– pero el histórico del club y el escaso interés que han despertado los descartes del Athletic habitualmente, hacen pensar en que sería complicado que así fuera sin debilitar el patrimonio de la entidad.
En todo caso, no parece que la reciente cadena de renovaciones vaya en la misma dirección que los deseos hechos públicos por Marcelino. Algo que deberían explicar con detalle desde Ibaigane, no fuera a ser que tras la buena ola deportiva en la que se encuentra el equipo ahora mismo, esta se vaya a ver afectada en el corto plazo por una serie de decisiones complejas de casar con las necesidades del arquitecto que lidera la revolución deportiva del Athletic.
Los días de vino y rosas podrían tornarse en jornadas de rayos y truenos en junio por una voracidad en premiar actuaciones puntuales. Gestionar supone también tener que ponerse colorado ante las situaciones incómodas. El tiempo revelará si el señalado overbooking provoca tiranteces o episodios más incómodos. No digan que no fueron advertidos.
Lartaun de Azumendi