EDITORIAL
Barcelona no es el mejor equipo del mundo y la Bundesliga, hoy, es la más fuerte de todo el planeta: si no, no habrían dos equipos de Alemania en las semifinales de la principal competición de clubes y, encima, evidenciando que dos gigantes como Atlético de Madrid y los culés hoy cuentan con kilómetros de margen de mejora mientras ellos plasman su juego de semana a semana y vaya que con qué ambición. La Premier League siempre tendrá algo que decir en este respecto, más con el Manchester City vivo luego de arrasar con el Real Madrid y del Liverpool como campeón vigente.
Si el Leipzig 24 horas antes le dominó el campo al Atleti pasando del 3-4-3 al 4-2-3-1 incluso habiendo perdido a su mejor arma de gol como Timo Werner, y encima le ganó en la agonía cuando el físico resentía y los tiempos suplementarios se vislumbraban, esta vez ha sido el Barça de Quique Setién el que se descompuso defensivamente, el que se arrodilló frente a un Serge Gnabry que daña en todas partes y el que jamás tomó siquiera a Müller o Lewandowski, libres para finiquitar a merced. El triplete es una posibilidad real.
Arturo Vidal despreció a su ex liga afirmando que el gigante de Baviera, con el que lo ganó todo menos la Champions, no se iba a enfrentar con un equipo de la Bundesliga sino que con 'el mejor del mundo'. El único mejor con el que cuenta Setién es Lionel Messi, el más creativo, junto con Cristiano el dueño de una era, el indiscutible, el poco asistido: sí, el juego de este Barcelona no está al nivel del de Bayern. No cuenta con pasadores como Kimmich y Davies, que nunca resintieron sus carreras -el canadiense ya es un delantero más-, ni con extremos tan convincentes que incluso Flick puede darse el lujo de sacarlo a Coman del once y agregar al vicecampeón mundial Perisic. Sí tiene a Messi, que puede dar el pase filtrado del segundo descuento, y a Suárez, que bien puede definir jugadas así. Pero el juego directo del Bayern pudo muchísimo más: un doblete de Coutinho acercó el marcador al verdadero trámite.
Los dos más fuertes de la Bundes están plenos, al máximo de la competitividad local y mundial. Desde el fútbol, la Bundesliga vapuleó gigantes en el regreso de la competencia entre países al reiniciarse un mes antes y parar antes (aunque acá los de la medianía erraron, todos, en Europa League). Al Atlético le rompieron el libreto, al Barça le hicieron 8 tras patearle 25 veces. Lo dejaron K.O. en total propiedad y ante cada arremetida. El mismo Bayern que, tal como ante Chelsea, consolida su fortísima filosofía colectiva. El brutal Bayern Münich del 8-2, que en un día poco brillante de Boateng y Alaba igual te acelera desde Neuer y nunca te suelta.
