+18 | Publicidad | Aplican Términos y Condiciones | Juega con responsabilidad | Principios editoriales
Joaquín ValenciaGetty Images

La huella de Joaquín en Mestalla

Era el verano del 2006 y el Valencia CF venía de una primera temporada con Quique Sánchez Flores en la que se había recuperado al equipo competitivo que sólo dos años antes había ganado Ligas y se había convertido en un coloso no sólo de España, sino también de Europa con dos finales de Champions.

Aquel era el Valencia CF del empresario rico y desastroso, Juan Soler. El valenciano había tomado el mando de las operaciones y la operación Joaquín fue uno de los ejemplos de lo que fue su gestión. Aquel verano Quique había pedido un extremo derecho para reforzar la banda y subir el nivel que ya tenía con Miguel Angulo.

El fichaje que quería Quique era Mancini, brasileño de la Roma pero su precio, menos de lo que se terminó pagando por Joaquín, era inalcanzable. Por eso, se negoció por Simao Sabrosa, que estuvo en el Hotel Las Arenas de Valencia pero que no se pudo cerrar porque ya entonces, con Mendes en la operación, no se alcanzó un acuerdo con el portugués.

Suscríbete a nuestro canal de Telegram del Valencia CF y recibe todo el contenido de Goal sobre tu equipo al instante en tu móvil

Tras romperse esa negociación por Simao a finales de julio, Quique apretó porque quería un extremo derecho sí o sí. Y apareció la opción de Joaquín Sánchez. Recuerdo como si fuera ahora ese fichaje. Me emocioné. Mucho. Era mi época de veranos largos en mi querido Picazo, el pueblo de mi madre en Cuenca. Allá por entonces, todavía no existía Internet en los móviles, ni WhatsApp, ni nada parecido. La información se ceñía a la prensa diaria, Marca o AS, a la radio nocturna, en mi pueblo llegaba RNE y a duras penas la SER y al teletexto. Sí, al teletexto. Del 200 al 210 eran las noticias deportivas y rara vez caía alguna del Valencia CF.

Pues bien, cuando sonó Joaquín, me sonó a cuento chino porque a ese Joaquín lo querían el Real Madrid y el Chelsea. Ambos habían pujado por él sin éxito. Pero sí, el Valencia lo hizo, lo convenció y le tocó la tecla para que el andaluz se declarara en rebeldía y le pidiera a Lopera que lo vendiera. Hizo hasta una rueda de prensa, que seguro por entonces le costó críticas de sus béticos. Aquel fichaje se cerró a finales de agosto, con aval incluido de Soler que Lopera reclamó para cerrar su fichaje y con el viaje a Albacete como medida de presión cuando el fichaje estaba casi cerrado.

Joaquín jugó cinco años en Mestalla y le costó arrancar. Principalmente su primer año donde se esperaba mucho de él y tardó en sacar una versión parecida a la que daba en el Betis. Hay quien dice que fracasó, pero yo siempre he estado feliz de su paso por Valencia. Feliz porque el fútbol de Joaquín no sólo eran goles o asistencias, que las dio y los metió. Su fútbol era de los que invita a ir a ver un partido de fútbol a un estadio. Un fútbol del que cada vez queda menos, regates, improvisación, encarar una y otra vez, caños, magia... Verle correr la banda de Mestalla fue un placer y siempre recordaré con cariño sus años aquí.

Lo recordaré tanto como la noche que me lo encontré en la puerta de una discoteca justo cuando al día siguiente teníamos una entrevista. Me dijo 'illo un garbeito y pa casa'... eran mis primeros años en la profesión y aquel saludo en la puerta de la discoteca fue como un 'Joaquín me conoce'... Genio y figura. Hoy se despide del fútbol 17 años después de su fichaje por el Valencia CF. Se va uno de los mejores jugadores de banda que ha habido en España. Y se va con un fútbol muy diferente al que hoy vivimos. Con un fútbol, con un periodismo y con una vida muy distinta.

Anuncios

ENJOYED THIS STORY?

Add GOAL.com as a preferred source on Google to see more of our reporting

0