El Real Madrid catapultó su mística logrando seis Copas de Europa en los primeros años de existencia del torneo. Sin embargo, pasaron 17 años para que lograra presentarse en una finalísima nuevamente y nada menos que 32 temporadas para que pudiera, por fin, levantar de nuevo el título.
El 20 de mayo de 1998, en el Ámsterdam Arena, se escribió la historia fundamental que cambiaría su destino. En plena época de industrialización del fútbol (derechos tv, marketing e imagen), los grandes del continente luchaban por ganar en resultados en el césped y posicionarse, sin saberlo, para liderar los despachos del fútbol mundial. Aquella victoria le permitió al Real Madrid el tren tras años de sequía.
Con Jupp Heynckes en el banquillo (se sabía despedido tras aquella final), haber fracasado en Liga (4º) y caer en Copa del Rey ante un Alavés de 2ªDivisión, la ansiedad era tremenda. Por ello, la Juventus parecía un rival tremendamente poderoso, que ya era campeón italiano ese curso y que tenía más experiencia con Zidane, Inzaghi, Del Piero, Deschamps o Davids, además de Marcello Lippi en el banquillo. Eran favoritos.
Próximo partido
El partido fue atrevido por ambos, alejado del temor previsto pero igualado. Similar posesión, mismo número de ocasiones de gol y una de ellas culminada hasta la red por un Mijatovic que, en posición de fuera de juego para los no madridistas y legal para los madridistas, certificó la ventaja. El Real Madrid aguantó el tramo final y sumó la ‘Séptima’, el título fundamental de su legendaria historia. El gol que impulsó nuevamente su escudo, su mítica y su grandeza mundial pues, desde entonces, 22 años después, ha conseguido seis entorchados más. Sin aquella gesta, nada habría sido posible.
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