Cristiano Ronaldo Zinedine Zidane Real Madrid Sevilla LaLiga 09122017Getty

La bestia blanca ha despertado

OPINIÓN

Lo decía Ruud Van Nistelrooy: “los goles son como el kétchup. La primera gota cuesta que salga, pero una vez sale, ya van todas de golpe”. Y eso le sucedió al Real Madrid este sábado, que pagó con el Sevilla todos los platos rotos de la presente temporada. Todos. Necesitaba el equipo blanco un partido así que saliese perfecto, y fue justo ante los hispalenses, que se marcharon al descanso con un 5-0 en el marcador incontestable. 

Cada vez que el Real Madrid pisaba el área del Sevilla, saltaba el electrónico. Si en otros partidos había tenido decenas de disparos sin las mieles del gol, este sábado materializó cinco goles en apenas ocho disparos en la primera parte. Reventando las estadísticas del presente curso. Y además, goles de todos los colores. El primero lo marcó Nacho, tras un córner, aprovechando un error visitante. El segundo, Cristiano en el mano a mano tras un jugadón de Marco Asensio desde el centro del campo. El tercero, Cristiano de penalti. El cuarto, Kroos tras un jugadón con Lucas Vázquez que se inició en un robo de Ronaldo en la medular. Y el quinto, de Achraf en una bonita jugada coral resuelta con una asistencia de Benzema y la definición perfecta del canterano. Le salía todo al Real Madrid. Literalmente.

Mención especial merece Nacho, que se erigió en el jefe de una defensa muy mermada. Y también Cristiano Ronaldo, que en apenas media hora marcó tantos goles como en todas las anteriores jornadas de La Liga (y todavía contribuyó también al 4-0 con un robo de balón clave) en un partido que supuso un golpe en la mesa en toda regla después de las críticas por su quinto Balón de Oro. Estaba todavía caliente la estatuilla dorada tras ser brindada al público del Bernabéu cuando el ‘7’ había metido ya dos balones en la jaula.

Sea como fuere, la aplastante victoria no fue ni mucho menos mérito de un jugador únicamente, éste o aquél, sino fruto de todo el trabajo global del equipo. Y la mejor muestra fue que algunos de los menos habituales como Achraf o Vallejo rindieron a un nivel superlativo, por la simple inercia de los goles y el buen hacer colectivo. Se veía venir. El Real Madrid había elevado su nivel desde el último parón liguero de noviembre, con las excepciones de la Copa y el partido en San Mamés, y sólo la ansiedad de ver que no salían las cosas le venía frenando como un paracaídas en la espalda. Ante el Borussia Dortmund y, sobre todo, ante el Sevilla, se deshizo de todos los fantasmas. Así gana el Madrid. Cuidado con la bestia, que se ha despertado.

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