Jules Koundé SevillaGetty Images

Koundé: ¿una mala o una buena venta para el Sevilla?

Jules Koundé ya es nuevo jugador del Barcelona. El defensa abandona el Sevilla tras un culebrón interminable y que ha dejado un sabor amargo en su antigua afición, que esperaba más dinero por su venta y que no recalara en el Camp Nou. Sin embargo, todos los elementos han acabado acompañando al club blaugrana para hacerse con el jugador y por un muy buen precio. Tratemos de analizar las causas y condicionantes del desenlace de la operación.

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No vender siempre es un riesgo, igual o más que vender. En el caso de Jules Koundé por edad, precio rendimiento deportivo y los años que le quedaban de contrato, el francés ya no iba a valer en ningún próximo mercado más que este verano.

El artículo sigue a continuación

El modelo de negocio del Sevilla: ventajas e inconvenientes

Hay que entender la idiosincrasia y el cartel que tiene cada club. El Sevilla, como el Borussia Dortmund y otros muchos de este escalón en Europa, es visto por jugadores y agentes como un club puente. Si triunfas, te abre la puerta de la élite de Europa, de un aspirante a la Champions, así es como está confeccionada la cadena alimentaria del fútbol.

A priori son clubes vendedores porque ese es su modelo, el Sevilla tiene un gasto en plantilla superior a lo que genera con ingresos corrientes y tiene que paliarlo con plusvalía por ventas. Es la piedra angular de su proyecto.  Puede resistir dos, tres y hasta cuatro mercados como ha sido el caso sin vender pero, si no consigue aumentar los ingresos por otro lado como ticketing, márketing, merchandising o un gran éxito deportivo, siempre tendrá que acabar compensando su balance con ventas. 

En primer lugar cabe puntualizar que ninguna de las ofertas que había recibido el Sevilla en veranos anteriores del Manchester City y el Chelsea superaron la que finalmente han aceptado por parte del Barcelona pero tampoco eran muy inferiores. El Sevilla entonces decidió no vender y ahora sí.

¿Por qué no salió en 2020 y 2021?

El contexto de 2020 y 2021 era distinto tanto para el Sevilla como para Koundé. En 2020 el Sevilla, a pesar de las duras consecuencias de la pandemia, se vio reforzado económicamente por ganar la Europa League, un éxito que le generó casi 40 millones de euros en ingresos. El club sevillista no tenía necesidad de vender para generar plusvalías porque ya había recibido unos ingresos extraordinarios.

Por su parte, Koundé tenía 21 años y acababa de vivir su primera temporada en la élite. Ir al City era atractivo pero también seguir en un Sevilla que le ofrecía la posibilidad de debutar en la Champions y seguir creciendo dentro de una zona de confort y con garantías de jugar que no puede asegurarte un club del top 8 de Europa y decidió no forzar.

Un año después el contexto era distinto. Koundé se sentía más preparado para salir y el Sevilla, más obligado a vender. Sin embargo, nadie llamó antes del 30 de junio para ayudar a cuadrar las cuentas y ya en julio, el club recibió oxígeno económico con la venta de Bryan Gil y la firma con CVC como para que los millones que ofreció el Chelsea, que además llegaron tarde como para reinvertirlos en el mercado, les parecieran insuficientes para vender. El jugador ahora sí se quedó a regañadientes pero volvió a dar su mejor nivel, primero como muestra de su profesionalidad en el Sevilla pero también para no perder el estatus adquirido de internacional francés y potencial defensa del top 8 de equipos europeos.

2022: un punto casi sin retorno

Con estas cartas sobre la mesa, el verano de 2022 suponía un punto de no retorno para las partes. El Sevilla, que presentó pérdidas en el ejercicio de 2021 y comprometió su economía al tener peores resultados de los esperados en la Champions, tenía necesidad de vender. La venta de Diego Carlos y otras salidas permitieron cuadrar el ejercicio anterior pero sin la salida de Koundé, no podía obtener liquidez para reforzarse en el mercado sin volver a correr el riesgo de endeudarse y cerrar nuevamente con balance negativo el ejercicio de 2022.

En lo referente a Koundé, el jugador no renovó su contrato y sí reforzó su calificación de estrella en ciernes. A nivel deportivo, en el Sevilla ya había tocado su techo: ganar un título, debutar en Champions y convertirse en uno de los mejores centrales de LaLiga y de Europa pero lejos de pelear por una Liga o por la propia Orejona a nivel colectivo. A nivel económico, el Sevilla tampoco podía compensar al futbolista con mucho más dinero el peaje de no ser aspirante a esos títulos. La decisión de salir era inevitable para las dos partes.

Por edad, nacionalidad, rol con la Selección de Francia y proyección. Es lícito comparar el precio de venta de Tchouameni con el de Koundé aunque las realidades no son parecidas. Para empezar, la figura de las cláusulas en España ya ponen un techo en las negociaciones que no hay en otros mercados. En el caso de Koundé ese techo estaba en 80.

¿Por qué el Sevilla no se ha remitido a esa cantidad? Hay muchos clubes en la Premier que podían pagar por él incluso más que lo que paga el Barça pero a nivel deportivo sólo hay 8 en Europa que le ofrecen un futuro más próspero en lo deportivo, económico y como marca que el Sevilla. Por eso, el año pasado rechazó al Tottenham. De esos 8 equipos, la mayoría tenían cubierta su posición. Una subasta por él habría subido el precio, por ejemplo Tchouameni iba a ser más barato pero el interés de PSG y Liverpool subió el precio en varios millones.

La quietud del Chelsea dio alas al Barcelona

Ese era el escenario que más gustaba al Sevilla y por momentos pareció que se produciría. Sin embargo, el verano ha sido más complejo en la realidad que en el escenario imaginado a priori. El Chelsea, como publicó GOAL, tenía claro desde abril que iría a por el jugador si podía fichar. Efectivamente los blues han podido firmar jugadores pero a costa de cambiar quién fichaba. Los nuevos dueños dieron salida a Marina Granovskaia y en lugar de seguir con el plan trazado de ir a por el francés como primera opción, fueron llamando a otras puertas, algunas más baratas como la de Kalidou Koulibaly y otras más glamurosas como la de Matthijs de Ligt y Presnel Kimpembe.

El aficionado medio de cualquier equipo o país se deja llevar por la cercanía. En general en España ve a su equipo, la Champions, algo de la Europa League y poco más. Un director deportivo maneja muchos más nombres y posibilidades. El ejemplo más gráfico fue con el propio Koundé y el City. Ofrecieron 50 millones, el Sevilla no aceptó y fueron a por Ruben Dias. Para el que veía a Koundé cada domingo parecía una locura pero no para el City y no se equivocaron. 

En todo el tiempo que el Chelsea no terminó de lanzarse a por Koundé, los blues dieron armas al Barça para convencer al jugador y para obtener la liquidez suficiente para hacer una oferta digna de valorar para el Sevilla alejada de las fábulas del principio del verano cuando los medios catalanes hablaban de cantidades ridículamente bajas que incluían hasta al secretario de Laporta como contrapeso para abaratar la operación.

Cuando el Chelsea se lanzó a cerrar la operación, el Barça estaba a punto de firmar la venta de su segunda palanca económica. Cuando el dinero ya tenía visos de llegar, Xavi, según medios catalanes, pudo llamar a Koundé y convencerle de que esperara un poco más. El jueves 21 de julio por la mañana el acuerdo entre los clubes estaba muy encarrilado y Koundé no iba a viajar a Lagos. Unas horas más tarde, el central se montaba en el autobús para marcharse a Portugal con sus compañeros. El Sevilla esperaba una nueva oferta formal del Chelsea por el jugador que nunca llegó.

Desde Nervión aseguran que el jugador en ningún momento ha forzado la situación. Sin embargo, excluir de la ecuación que el jugador no haya dejado claro al Chelsea su deseo de marcharse al Camp Nou resulta imposible para llegar a comprender que no se lanzaran a rematar una operación que ya tenían casi apalabrada.

Con el Chelsea KO y Koundé convencido, el Sevilla sólo podía presionar al Barça para que la cantidad se acercara a los 65 millones de euros que querían. La otra opción era tensar la cuerda con el jugador, que al final de la temporada 2022-2023 entraba en el último año de su contrato y habría tenido un precio aún más bajo. Además, les habría obligado a seguir esperando a que llegara la inyección económica necesaria para abordar otros fichajes.

El punto intermedio ha sido cerrar la venta de Koundé en 50 millones más 10 en variables, una cantidad superior a la única oferta formal del Chelsea antes de rendirse. Un precio de venta que cualquier sevillista habría firmado cuando el jugador llegó como joven promesa y que se antoja corto tras ver su rendimiento. La quietud del Chelsea y la necesidad del Sevilla jugaron a favor del Barcelona. A nivel económico, el Sevilla vuelve a tomar aire para acudir al mercado y ahora sí rematar su plantilla pero con la sensación de que todo ha salido peor de lo esperado aunque sin llegar a ser una catástrofe. 

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