Ferran Torres está listo para la acción. En su tercera temporada en el primer equipo del Valencia ha logrado consolidarse hasta convertirse en una de las sensaciones del cuadro ché, que le incorporó al vestuario de Mestalla en enero de 2018, cuando no era ni siquiera mayor de edad, directamente desde el equipo juvenil y sin pasar por el filial. Su precocidad advertía entonces que se trataba de un jugador a seguir y Marcelino García Toral le fue dando bola hasta explotar a las órdenes de Albert Celades, con el que es indiscutible titular como extremo derecho desde finales de septiembre.
Su evolución no ha pasado inadvertida para muchos clubes y el Valencia pretende renovarle a pesar de que todavía no se ha avanzado demasiado en cuanto al futuro del delantero, al que sólo le queda un año más de contrato. Sin embargo, él está centrado en su progresión según explican a Goal miembros de su entorno. Es decir, que "no ha hablado con nadie" de su futuro porque sólo piensa en un presente que, como a cualquiera, le tiene confinado en su domicilio donde trabaja a diario en su propio gimnasio hasta que la crisis del coronavirus les permita a futbolistas y aficionados volver a llenar los estadios.
Las mismas fuentes señalan que no vive ajeno a su propia explosión y siente que "es el jugador que siempre fue en las categorías inferiores", donde gozaba de libertad para exhibir su desborde y ser un jugador importante. Ello le permite presumir, aun habiendo acabado de cumplir los veinte años, de haber ganado una Copa del Rey -aunque se perdiera las semis y la final no se perdió ni un solo minuto en el resto de eliminatorias e incluso marcó un gol al Sporting de Gijón- y de proyectarse como el nuevo hijo predilecto de Mestalla, un estadio que suele tener especial cariño con los jugadores de casa.
Lleva casi toda su vida en el club, al que ingresó con seis años y en el que ha ido quemando etapas hasta verse como una de las promesas más firmes del fútbol español en estos momentos y uno de los delanteros, junto a Mikel Oyarzábal de la Real Sociedad, más cotizados y seguidos por su calidad y su proyección. Sucede que ambos son genuino producto de sus respectivos clubes y Ferran "acepta el liderazgo y no nota la presión" de jugar en un club con la exigencia del Valencia. A la que ha tenido continuidad ha demostrado que la camiseta no le viene grande.
