España e Italia vuelven a verse las caras apenas tres meses después de su último enfrentamiento y lo hacen de nuevo en unas semifinales. Si en julio los de Luis Enrique caían en la tanda de penaltis frente a los Azzurros ahora quiere tomar venganza y meterse en la gran final del torneo organizado por UEFA del que Portugal es el único y vigente campeón.
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Para ello España debe romper una maldición ante un potentísimo rival. Los españoles han visitado Italia en 14 ocasiones donde solo consiguieron dos triunfos y del último han pasado 40 años. Pero tanto el 2-3 en Bolonia en 1930 como el referido 1-2 en Cagliari en 1971 llegaron en sendos partidos amistosos. Ahora, una gran final anda en juego.
San Siro, un campo vetado para la Roja
El escenario, un mítico estadio como el coliseo de Milán. En San Siro/Giuseppe Meazza - según queramos considerarlo – España no ha ganado nunca en los cuatro duelos en los que se midieron. En la Eurocopa de 1980 cedió un empate, pero antes había caído goleada 4-0 durante la II Guerra Mundial.
pressestatement ac milanLa racha de imbatibilidad italiana, en juego
Al margen de la victoria en la Eurocopa 2020 en aquella fatídica tanda de penaltis para los españoles, Italia ha demostrado ser una selección invencible y suma 37 encuentros sin hincar la rodilla ante ningún rival.
Con Mancini en el banquillo, han encontrado el equilibrio entre la veteranía de la defensa, la fortaleza y la magia de su centro del campo y unos delanteros aterradores.
GettyBusquets, único superviviente del histórico 4-0
Ha pasado casi una década desde que España ganara la Eurocopa 2012 en Kiev en una de las mejores finales europeas de la historia ante Italia. De aquella Selección que goleó a la Azzurri 4-0 solo queda Busquets en la Roja. El catalán sigue siendo el hombre ancla de la Roja y quien le da equilibrio en el centro del campo.
Enfrente, dos mitos como Bonucci y Chiellini que querrán repetir la gesta de Wembley y dejar a España con la miel en los labios y apartarla de la final. Luis Enrique y su apuesta tan rejuvenecedora como revolucionaria, a impedirlo y sacudirse la maldición que asola desde hace cuatro décadas.
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