Una vez más, las influencias y los órdenes políticas estuvieron a la orden del día en la FIFA. Todo indicaba que el Mundial de 2006 sería organizado por un país africano, pero la presencia de Franz Beckenbauer terminó inclinando la balanza a favor de Alemania, por sobre Marruecos y Sudáfrica. Por supuesto que el negocio no se iba a perder en el emporio del ente máximo del fútbol mundial, y para dejar a todos contentos, se pactó que en 2010 la Copa del Mundo se llevaría a África.
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En Alemania todo fue algarabía, se esperaba que los teutones obtuvieran un título a la altura de su historia y sobre todo que los consagrara en este deporte. A pesar de que se sabía que la localía jugaría un factor favorable, no sería decisivo para el conjunto germano, que tenía una plantilla joven y en formación.
El Mundial dejó a Alemania en lo más alto en varios aspectos, pero el título no quedó en la casa del mayor semifinalista. Miroslav Klose, sin embargo, se llevó la Bota de Oro con 5 goles.
Los candidatos en ese entonces para levantar el trofeo fueron Argentina, Alemania e Italia, equipo que venía golpeada por el escándalo de corrupción en el Calcio.La 'Canarinha' también lucía favorita, dentro de su plantel tenía figuras como Ronaldinho, Kaká, Ronaldo y Adriano. Había ganado la Copa Confederaciones y llegaba en la mejor forma.
Getty ImagesBrasil también dejó sus destellos. El Mundial también dejó un nombre récord: Ronaldo. El punta brasileño se convirtió en el máximo goleador de la historia al concretar tres tantos en la competencia que le sirvieron para superar en la tabla histórica de artilleros al alemán Gerd Muller, quien lucía en la punta con 15 tantos. Otro brasileño que destacó fue Lucio, al superar la marca del paraguayo Carlos Gamarra como el defensa que más tiempo duró sin cometer una sola falta. Esta marca se rompió en ese mismo Mundial a los 23 minutos del partido de cuartos de final ante Francia.
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Los récords del Mundial también se dieron en el arbitraje. Para las estadísticas quedará que La batalla de Nuremberg, protagonizada por Portugal y Holanda, el partido con mayor cantidad de tarjetas en la historia. Dieciséis amarillas y cuatro rojas mostró el colegiado ruso Valentin Ivanov.
Brasil, sin embargo, quedaría fuera en cuartos de final ante la Francia de Zinedine Zidane. El conjunto galo jugó su mejor partido en mucho tiempo y venció con total claridad a un Scratch que decepcionó y se despidió antes de lo planeado. Zizou mostró su mejor repertorio y fue la gran figura dentro del campo; la leyenda que se jubilaría al culminar el Mundial y quien llegaba inspirado después de darle un repaso a 'La Roja' en la ronda de octavos.
Michael Steele/Getty ImagesItalia tuvo una llave fácil camino a las semifinales, donde le tocó el anfitrión. Todos pensaron que ese sería el fin del equipo de Marcello Lippi. Un equipo que días antes de la cita llegó al Mundial en medio de un escándalo sin precedentes en su torneo local y varios equipos como Milan y Juventus sufrieron duras sanciones por corrupción.
Se habló mucho y mal de los jugadores italianos del seleccionado. Algunos cambiaron de rumbos y abandonaron sus clubes. Había quedado en tela de juicio toda la moral del Calcio y eso podría ser un factor fundamental a la hora del rendimiento de la Azzurra. Los italianos superaron con un penalti que no fue a Australia en octavos, y en los cuartos se deshicieron de Ucrania con claridad. Alemania había dejado fuera a Suecia y luego a la Argentina en los penaltis en un partido más que sospechado.
La albiceleste había dominado a los teutones, se jugaba al ritmo del tango de Riquelme. Sin embargo, el entrenador José Pekerman tomó una decisión fuera de lo común: sacó a su figura y enganche, y puso un centrocampista de contención como Cambiasso. El cambio defensivo fue una señal para los germanos, que leyeron que la Argentina no quería ganar. Con el partido 0-1 y sin el portero titular albiceleste en campo por un golpe –que provocó una dudosa salida, en la Argentina se comenzó a hablar de soborno y de miedo-, Klose igualó el marcador y Alemania se clasificó finalista en los penaltis -precisamente Cambiasso fallaría su remate, el último de la serie-.
Sin embargo no les alcanzó a los anfitriones que quedaron en el tercer lugar. Italia, con un fútbol rácano y efectivo los venció en semifinales para enfrentarse a Francia. Lippi confesó luego de la victoria 0-2 ante los dueños de casa: “Aprendimos de los errores de Argentina. No lo saqué a Totti porque para los alemanes era una amenaza y tenían, como lo hicieron con Riquelme, dos hombres en la marca, lo que nos daba una superioridad”.
La final era un cruce de estilos. El Fútbol Champán, comandado por Zizou y Cía., contra el catenaccio y el orgullo de los jugadores denostados por la corruptela. Francia, el candidato oculto, Italia, el candidato resurgente. Zidane vs. Cannavaro. Aunque la historia determinaría que fue el partido de Zidane vs. Materazzi.
Otra vez Zizou fue el gran protagonista, como en el duelo definitorio de 1998. Luego de haber convertido un penalti a lo Panenka, para poner en ventaja a Les Blues, y la posterior igualdad de Materazzi para la azzurra, ambos futbolistas protagonizarían una de las anécdotas más comentadas de los Mundiales. El defensa italiano provocó al francés y Zidane volvió sobre sus pasos para golpearle con la cabeza el pecho de Materazzi, que se dejó caer aparatosamente en el césped.
JOHN MACDOUGALL/AFPEl colegiado argentino Horacio Elizondo –que había pasado a la historia por ser el primer árbitro en dirigir el partido inaugural y la final de un Mundial- vio la imagen en la pantalla del estadio y sacó tarjeta roja al gran Zizou. La imagen daría vuelta al mundo, aparecieron juegos interactivos con la escena y se escribieron un sinfín de versiones sobre la provocación del italiano.
Italia ganaría en los penaltis su cuarto título mundial. Zizou pasó de héroe a villano en un minuto. Pero el mundo nunca dejó de alabar su clase. Cuatro años más tarde, Zidane confesó en el diario El País: “Prefiero morir a pedirle perdón. Pido perdón al fútbol, a la afición, al equipo. Después del partido, entré al vestuario y les dije: ‘Perdonadme. Esto no cambia nada. Pero perdón a todos’. Pero a él no puedo. Nunca, nunca, sería deshonrarme”, afirmó.
Y en la entrevista se lee la que pudo ser la verdad oculta de aquella reacción: “Más de una vez insultaron a mi madre y nunca contesté. Pero ahí... Y pasó. Y pedirle perdón a éste... Si hubiese sido Kaká, un tío normal, un tío bueno, claro que le habría pedido perdón. ¡Pero a éste! Si le pido perdón, me falto el respeto a mí mismo y a todos los que quiero con toda el alma”, afirmó, dando cierta veracidad a los trascendidos que indicaban que Materazzi lo provocó mencionando a su madre.
Italia se alzó con su cuarta corona. El candidato golpeado, el favorito del que menos se esperaba. El choque de Berlín finalizó con la segunda definición por penaltis en una final mundial. En la anterior también habían sido protagonistas los italianos pero con un resultado en contra (1994, ante Brasil). Ahora Buffon les sonreía. Zidane se retiró del equipo galo con el peor de los sabores. El Mundial daba paso a Sudáfrica 2010. Otro contexto, otros protagonistas, la misma ilusión.