Va este Real Madrid tan justo que en cuanto le da un poco el aire acaba en la UCI. Se lo recordó el Levante (1-2) este sábado y pareció recrearse en sus propios errores hasta confirmarse el mal fario de la derrota que arrastraba la tarde. Ni la defensa, ni el centro del campo, ni el ataque, sólo Courtois (seis paradas) ofreció el nivel que se exige a estos niveles.
Los primeros fallos los compartió la pareja de centrales. Cada balón aéreo a su espalda era un dolor de cabeza. Alguno lo corrigió Militao, que sin embargo metió la pata en el 8' y el árbitro, muy rigurosamente, le mandó al vestuario. Si al Madrid no le suele dar con 11, sumar con diez se vuelve una proeza. En un detalle entre Kroos y Asensio se le abrió un nuevo horizonte, nublado con el siguiente despiste. El balear no ayudó atrás, Odriozola miraba a otro sitio y detrás de él Morales encontraba la autopista hasta el empate.
Apenas tapaba fugas Casemiro, reconvertido a central, mientras Mendy perdía habilidad a cada metro que avanzaba. En inferioridad, a Kroos y Modric el campo se les hacía inabarcable, con el croata enseñando algo de inconformismo. Al tiempo que Asensio se difuminaba y Hazard se buscaba a sí mismo, el Levante se lo creía. Vinicius no sólo no revolucionó, sino que encadenó torpezas, apagada su chispa desde hace semanas.
El brasileño cometió un penalti muy dudoso que tapó Courtois, salvador hasta que en un córner el Levante vio el cielo abierto. El Madrid seguía sin enterarse de los saques en corto de los de Paco López desde la esquina y en uno de ellos se llevó la peor bofetada posible, el 1-2. No le dio para una respuesta: Benzema se fue al banquillo con sólo dos tiros y entre él y todos sus compañeros ni probaron a Aitor en toda la segunda parte...




