Pablo Pérez se descontrólo y Guillermo Barros Schelotto terminó expulsándolo de la práctica. Tomás Fernández, un volante derecho con estilo de viejo ocho argentino, volaba en el entrenamiento de Casa Amarilla, aprovechando su juventud. Sin Fernando Gago, Pérez es el subcapitán del equipo y se portó como un chico. Cansado de no poder agarrarlo, le tiró dos patadas seguidas. Ahí, fue expulsado.
Sin embargo, la historia se asume como un roce del entrenamiento. Algo que, lógicamente, en una actividad física, puede ocurrir. Por eso, el cuerpo técnico le pidió que pidiera disculpas y que, de esa manera, podría jugar el sábado. No habrá sanción. Simplemente, una manera de descomprimir el relato. El volante experimientado, entonces, hablará con el resto del plantel, podrá las cosas en orden y así avanzará, para seguir peleando por el título.
