Ariel Rojas Marcelo Gallardo River Plate 2015Getty Images

El extraño uso del espacio en el fútbol argentino

Marcelo Gallardo tomó una particular decisión: jugar contra Rosario Central perdiendo la rotación en el mediocampo que venía haciendo. Si algo era particular de este nuevo modelo riverplatense era la plasticidad de Ariel Rojas, de Nacho Fernández y del Pity Martínez para modificar las posiciones donde atacaban, con la orden de regresar siempre en el lugar donde terminaron. Sebastián Driussi, como mediapunta, ayuda mucho en eso. Central, que jugó al ritmo de un volante central de mucho oficio como Damián Musto, impidió esa circulación. 

El equipo de Paolo Montero rompió con el juego corto de River. Llenó la mitad de cancha de volantes y obligó a los de Gallardo a abrir el espacio. El Pity quedó fijo por derecha (luego, fue reemplazo por Carlos Auzqui) y Rojas por izquierda. Fernández no pudo desequilibrar. La elaboración del juego quedó en manos de Leonardo Ponzio, el futbolista al que menos presionaban. Ponzio lanzaba, entonces. Buscando las puntas y el pase al vacío. Una tarea casi imposible para jugar contra Central, que puso cuatro defensores centrales, todos altos, especialistas en el cabezazo, quienes rechazaron todo.

River no logró acercar sus jugadores en la mitad de la cancha. Y, dadas las características de sus jugadores, le costó caro dejar un vacío en un costado, ya que Rojas no está acostumbrado a resolver la banda y Camilo Mayada, como lateral, no llegaba a ocupar todo el ancho. Eso le quitó circulación, lo desagrupó, volvió ajena la relación entre sus jugadores y no pudo generar juego, cayendo en los bochazos a sus delanteros, despejados por los rosarinos.

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La escenografía se le da a Racing un poco de casualidad y otro poco porque Sergio Vittor acaba de hacer su mayor genialidad desde que llegó al Cilindro: sale de frente desde su área, Santiago Rosales arranca a la misma altura que él, rompe por el medio, el defensor hace la pausa, otra pausa más y da un pase vertical que lo deja solo a Rosales, frente al lento retroceso de San Lorenzo, que termina haciéndole una falta al mediocampista, que finaliza en expulsión, ya que estaba mano a mano. 

A partir de ahí arranca el problema: tiene un jugador más en un tiempo y medio.

Se habla de problema porque el fútbol es un juego de técnica y de estrategia y una alteración en las características del partido impone un cambio de planes. Racing pasó a tener un jugador más y un campo a aprovechar. Diego Cocca optó, en principio, por no cambiar el sistema táctico. Había arrancado el encuentro con un 4-4-2 contra un 4-2-3-1, lo que lo disponía a la desventaja en el centro del campo, porque San Lorenzo iba con tres en el medio contra dos de Racing. Desde la expulsión, empezó a equilibrar eso.

Las circunstancias del resultado lo dejaron en la mitad del segundo tiempo con un resultado de 1-1. Teniendo un jugador más y de local, con la obligación de ganar. Ahí, se le complicó el espacio. Los dos volantes por afuera de Racing ascendieron al puesto de extremos. Los dos delanteros quedaron como centrodelanteros. Cuatro jugadores de espaldas para recibir. Los cuatro defensores de Racing no pasaban la mitad de cancha: apenas los laterales superaban la línea del medio. Luciano Aued y el Pulpo González quedaban en la mitad de la cancha. Con espacio enorme.

Racing optó por separar a sus jugadores, fijó posiciones para acercar a San Lorenzo hacia su arco. Pero la distancia dejó muy solos a los del medio y eso le impidió circuitos de juego. Y es desde la posesión donde se aprovecha el jugador de más. Podría Racing haber tomado otras dos decisiones: 1- haber dejado un centrodelantero fijando a los centrales rivales, avanzar a sus defensores, retrasar a sus volantes y delanteros y optar por armar, en la mitad de cancha, un juego de nueve jugadores propios contra los que deseen salir de San Lorenzo; 2- haber juntado jugadores por afuera, armando parejas entre laterales, interiores y extremos, abriendo el esquema para afuera.

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