Fue la jugada más polémica del primer tiempo del Clásico entre el Real Madrid y Barcelona, en el Santiago Bernabéu. En una de las últimas jugadas del primer tiempo, Sergio Ramos le quitó el balón a Messi y, en la acción, dejó escapar el brazo, que terminó en la cara del argentino. La jugada siguió, hasta que el árbitro del encuentro paró la acción. En el piso quedó la Pulga, dolido por el golpe.

Tras la acción, Messi lo encaró a Ramos. Obviamente, el capitán del Real Madrid no se tiró atrás y enfrentó al 10 del Barcelona cara a cara. El árbitro Mallenco se acercó a separar y, pese a las protestas de los blaugranas, ni siquiera mostró tarjeta para el defensor.





