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Venezuela Argentina Eliminatorias Sudamericanas 02092021Getty Images

El ciclo post título arrancó el camino de la consolidación del proyecto

Toda la euforia que se desató el 10 de julio con el triunfo de la Scaloneta en pleno Maracaná se ponía a prueba por primera vez en Caracas. No para el hincha, que decidió identificarse por completo con este equipo, aún más con la decisión de los futbolistas que desafiaron a sus clubes y a las ligas europeas para no perderse la triple fecha de Eliminatorias, sino para el propio entrenador y sus pupilos.

Porque los caminos en estos casos, sobre todo después de un desahogo que se demoró 28 años, suelen ser dos: la relajación que puede ser traicionera o sacarse la mochila de los fracasos anteriores y jugar con otro aplomo. Y la Albiceleste, para tranquilidad de los hinchas y del propio grupo, eligió el segundo con una victoria que no dio lugar a la discusión.

Sí, Venezuela es el rival más débil del continente, con DT interino desde hace 10 días y sin Salomón Rondón, su mayor figura. Y con 10 desde los 30 minutos por una patada criminal que casi le rompe la tibia a Messi y le costó la roja a Martínez, que había entrado unos minutos antes. Pero en ningún momento del partido en Caracas estuvo en juego el dominio visitante y fue gracias a la paciencia, por momentos en exceso, para que finalmente Lo Celso le pusiera un pase deluxe a Lautaro, que solo tuvo que picar en diagonal y tocar ante la salida del arquero, especialidad de la casa.

Además de los tres puntos, el viaje a Venezuela deja otras excelentes noticias para Scaloni: Argentina ya no es un equipo en formación, tiene bien claro qué pretende hacer en cada jugada y, especialmente, encontró una profundidad en el banco de suplentes que siempre es necesaria. Porque el ingreso de los Correa, con Joaquín convirtiendo el segundo y Ángel el tercero, extienden el abanico de alternativas para abrir partidos ante rivales que se cierran y que piden un cambio de timón. Y en este punto también toma valor que Dybala sume minutos y esté dispuesto a ser recuperado. Porque Messi, Di María y Lautaro hoy son inamovibles, pero tener recambio para ellos ante cualquier imprevisto es imprescindible.

El domingo será de nuevo Brasil. No en ocasión de una final continental ni en el Maracaná, pero con el olor a revancha que el Scratch siente y que si bien nada podrá borrar aquella noche de Río de Janeiro, es para la Argentina la posibilidad de completar un golpe de efecto a niveles históricos. El camino, ahora sí, está trazado.

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