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Roger CadizGetty

"El Cádiz no le interesa a nadie"

El pasado mes de enero, durante el Cádiz-Elche, en el minuto 81 de partido, se produjo un gol de Ponce que empataba el partido. Las imágenes demostraron que existía un clarísimo fuera de juego, pero el árbitro decidió dar validez al tanto porque nadie, absolutamente nadie en la sala VOR, advirtió de que el tanto no debía subir al marcador. Iglesias Villanueva pidió perdón tras comprobarse el mayor escándalo arbitral desde la implantación del sistema VAR. Sin embargo, el resultado del partido se mantuvo y terminó en empate (1-1), causando un grave perjuicio a los intereses del cuadro local. Ahora, el Cádiz insiste en pedir justicia. El cuadro amarillo ha presentado recurso ante el TAD y solicita la suspensión temporal de la Liga hasta la efectiva resolución del expediente.

Nada más conocerse el comunicado del Cádiz, obligado a defender sus intereses, las redes sociales se han inundado de críticas, reproches, insultos y descalificaciones hacia el club gaditano. Miles de comentarios cargan contra el Cádiz recordando a sus seguidores episodios del pasado con otros equipos, que si una expulsión no pitada, que si un comunicado de hace unos meses, que si un postureo de hace años y que si la abuela fuma. Otros tiran de ironía invocando el lema de 'gánatelo en el campo' y otros reclaman que la Liga no se puede parar por una reclamación de un fuera de juego, por muy escandaloso que haya sido. Otros se toman el asunto con sorna, alegando que el comunicado es una "chirigota" y que en Cádiz se han fumado un "porro", dando por bueno que su recurso en el TAD es una pataleta, que no prosperará y que no tendrá ningún recorrido. "El Cádiz no le interesa absolutamente a nadie", dicen.

Sin embargo, más allá de intepretaciones a la carta, incluso de la defensa acérrima del cadismo y de las respuestas hirientes a su comunicado, el Cádiz ha hecho justo lo que cualquier club serio haría. Olvidarse del qué dirán, defender lo suyo y poner sobre la mesa una pregunta realmente incómoda para las autoridades deportivas. ¿Por qué motivo un club de Primera División tiene que dar por buena una negligencia arbitral y un error manifiesto grave que podría dejarle sin dos puntos? ¿Qué podría pensar un aficionado del Cádiz si finalmente el club amarillo pierde la categoría y termina 'acordándose' de esos puntos? Existen precedentes de partidos oficiales que enfrentaron a selecciones en los que FIFA acordó que tuvieran que ser repetidos, con el fin de evitar daños y perjuicios por decisiones arbitrales erróneas.

Llama poderosamente la atención que la reclamación del Cádiz se esté tomando a la ligera, incluso a chiste, siendo silenciado por diferentes medios de comunicación que, mientras tanto, están echando espuma por la boca exigiendo salvaguardar la honestidad y limpieza de la competición en base al 'caso Negreira'.¿Será limpia la competición si se permite que este gravísimo error queda impune? ¿Qué se estaría diciendo en este país si el afectado, en vez del humilde Cádiz, fuera el Real Madrid o el Barcelona? ¿Cuántos informativos, tertulias, portadas y debates estaría habiendo si el escandaloso error de la sala VAR hubiera perjudicado a uno de los 'grandes'? ¿Qué nivel de presión social y número de reacciones se hubiera producido en las redes si lo de Iglesias Vilanueva en la sala VOR le hubiera pasado al Madrid o al Barça? ¿No sería un escándalo y muchos aficionados exigirían que el partido se repitiera para seguir creyendo en la limpieza de la competición? ¿No estarían Florentino y Laporta poniendo el grito en el cielo y sus seguidores clamando justicia en las redes sociales mientras hablan de conspiraciones judeo-masónicas en su contra?

La realidad es que el Cádiz está en su derecho. Y que, aunque es un club pequeño, está teniendo la valentía de un grande. La de reclamar, hasta el final y en todas las instancias en las que debe, lo que les han quitado. La verdad es que lo que queda del periodismo está demasiado ocupado como para tomarse en serio al Cádiz y que es mucho más fácil reírse de su comunicado que preguntarse qué estaría pasando si el perjudicado vistiera de blanco o azulgrana. La realidad es que es más cómodo mirar para otro lado y meter la porquería debajo de la alfombra. Menos reírse del Cádiz y más respeto por un club que será pequeño, pero tiene la cualidad que adorna a los que dicen ser muy grandes. Defender lo suyo. Resulta asqueroso comprobar cómo los que se llenan la boca pidiendo una competición limpia sean los mismos que pasan de puntillas por la adulteración grave que ha sufrido el Cádiz. Ya se sabe: no se puede tener la boca limpia si se tiene el culo sucio.

Rubén Uría

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