MERCADO
Neymar Da Silva se aleja cada vez más del Barcelona. Lo hace en la misma medida que el Barcelona, ya de por si recatado a la hora de ir a por el brasileño a pecho descubierto, advierte que su situación financiera es delicada a raíz de la crisis generada por la expansión del coronavirus. El club, que presentó un presupuesto de 1.047 millones de euros al principio de la temporada y ya sabe que ni de lejos logrará satisfacerlo ni retomando las competiciones a puerta cerrada.
Tanto es así que la reducción salarial que se aplicó a todos los jugadores profesionales del club será insuficiente ante lo que viene y la dirección económica trabaja ahora en lograr acuerdos con los futbolistas y demás deportistas para que reduzcan percentualmente sus emolumentos también en el largo plazo, pensando ya en la próxima temporada, con el objetivo de disminuir en una cuarta parte la previsión anual de ingresos.
En este aspecto, tampoco la salida de sueldos elevados como los de Ivan Rakitic, Arturo Vidal o Philippe Coutinho habilitaría el regreso del brasileño ni siquiera recuperando su antigua ficha -lo cual ya implicaría una notable rebaja con respecto a lo que cobra en el PSG. El objetivo del Barcelona es reducir sueldos para poder reducir el presupuesto. Pero es que no es sólo eso.
Porque, además, si los ingresos caen tampoco se pueden proyectar fichajes con cifras de récord y la llegada de Neymar, aun con la FIFA fijando su precio de traspaso en virtud del hecho cumplir tres temporadas sin firmar contrato alguno con su actal club, se estima en no menos de 150 millones de euros, lo mismo que costó Philippe Coutinho, el jugador más caro de la historia del Barcelona. Resulta obvio pensar que no se pueden hacer esta clase de desembolsos en la tesitura actual y el club asume que el momento de Neymar en azulgrana ya ha pasado.
