EDITORIAL
Ya no es una opción. Los cuatro meses que afronta Luis Suárez antes de su reaparición obligan al Barcelona a acudir al mercado de invierno a pesar de que la intención inicial era no incorporar a nadie visto el paupérrimo rendimiento ofrecido por Jayson Murillo y Kevin-Prince Boateng la temporada pasada. El uruguayo es el único jugador de la plantilla que no cuenta con un sustituto natural y el club asume que para mantener las aspiraciones será necesaria la llegada de otro goleador. El problema, no obstante, es que el gol va muy cotizado y que el Barcelona, al no tener prevista incorporación alguna, sigue sin liquidez para encontrar un delantero centro capaz de ser titular los próximos cuatro meses.
En este contexto es improbable que el club catalán logre acelerar la llegada de Lautaro Martínez, uno de los grandes objetivos del próximo verano, visto que el Inter tiene posibilidades reales de levantar el scudetto. Igualmente, la cláusula de 111 millones de euros es solo válida entre el 1 y el 15 de julio de 2020 así que los barcelonistas se verán forzados a negociar con la cúpula del club nerazzurro en caso de ir a por el argentino. Se da la circunstancia de que el Inter quiere a Arturo Vidal. El chileno ha tensado la cuerda para salir pero tanto el club como su entrenador, Ernesto Valverde, no han estado por la labor a menos que la oferta fuera elevada y no ha sido así.
Anteriormente el Barcelona ya había sondeado a Carlos Vela, que también sonó hace exactamente un año para reforzar el frente de ataque pero el elegido acabó siendo Boateng porque las condiciones económicas eran mucho más asequibles. Otros nombres que aparecen en el mercado son los de Edinson Cavani y Paco Alcácer. El uruguayo vive su última temporada en el PSG pero es improbable que el club parisino facilite su llegada al Barcelona y cabe no olvidar cómo hasta la fecha le ha dado largas al Atlético a pesar de la predisposición del jugador.
Tampoco el regreso de Alcácer se intuye como particularmente factible. La llegada de Erling Haaland al Borussia Dortmund puede quitarle minutos a un delantero que salió del Barcelona por la puerta de atrás después de un año y medio sin apenas oportunidades. Igualmente, no pasa inadvertida la temporada de Chimy Ávila, autor de 10 goles en 19 partidos con el Osasuna y con una cláusula de 25 millones de euros. A la espera de que la secretaría técnica abra el abanico de opciones, los nombres a los que aspira el Barcelona durante el mercado de invierno son pocos y caros. Lo que deberá evitar el club catalán es el fichar por fichar sin tener en cuenta lo que pueda aportar el delantero elegido. Lo único claro, a día de hoy, es que el Barcelona deberá acudir al mercado.
