España volvía al Metropolitano después de casi dos años. Tras la goleada ante Rumanía que concluyó en la marcha de Robert Moreno y la vuelta de Luis Enrique como seleccionador, el combinado nacional tenía una nueva oportunidad para poder conseguir un buen resultado, ya que sus dos anteriores encuentros, ante el cuadro rumano y Argentina habían terminado en goleada, para coger sensaciones y seguir con su puesta a punto de cara a la Eurocopa. Sin embargo, esto no fue así y la vuelta al coliseo del Atlético fue de lo más agridulce.
En un duelo en el que el combinado nacional fue superior durante muchas fases del encuentro al cuadro luso, una de las cosas negativas que más han llamado la atención es la escasez de disparos a portería por parte de España. No en vano, durante los 90 minutos, el combinado nacional disparó contra la puerta lusa 2 tiros a puerta y 7 en total. Unos datos que están muy lejos de la eficacia goleadora que ha mostrado la selección en la era de Luis Enrique, un técnico que ha estado en el punto de mira durante este encuentro.
Luis Enrique, en el ojo del huracán dentro y fuera del campo
El técnico asturiano ha sido y sigue siendo el gran protagonista de todo lo que pasa con la selección española. Tras su polémica lista, en la que destacan ausencias como la de Sergio Ramos, Aspas, Navas o Canales, el seleccionador llegaba al Wanda con ganas de dar un golpe sobre la mesa ante una de las selecciones más potentes del Viejo Continente, como es Portugal. Sin embargo, no ha sido así. El empate a cero, y, sobre todo, la falta de grandes ocasiones de la selección española ha reflejado que se debe trabajar más para poder llegar de forma adecuada a la Eurocopa, un torneo vital para los intereses de España.
A pesar de esto, el entrenador se ha mostrado tranquilo durante la sala de prensa. "No he visto que me hayan silbado. Ni me va ni me viene. No me va a afectar. Me da completamente igual. Sí me molesta que se haga con mis jugadores y lo digo claramente, pero cada uno es libre de hacer lo que quiera. Me acabo de enterar ahora. A los que me han pitado les deseo un buen fin de semana y que se lo pasen muy bien. Sé lo que es ser un personaje público. Me siento superquerido. En Madrid estoy encantado, de hecho, resido aquí. Los pitos hasta me ponen a tono", comentaba sobre la pitada que recibió por parte del público antes de que comenzara el encuentro.
Morata, muy tocado en su confianza
Otro de los grandes protagonistas del encuentro fue Álvaro Morata. El delantero de la Juventus, que regresaba a su antiguo estadio, no estuvo acertado de cara a puerta a pesar de su esfuerzo y ser uno de los jugadores más activos de España. El punta nunca dejó de trabajar y de presionar a la defensa contraria, pero su esfuerzo no tuvo su recompensa, y, de hecho, los aficionados, al final del encuentro, cuando estaba a punto de terminar, le recriminaron su falta de puntería.
Esto se produjo, después de que en el minuto 90, tras una gran jugada individual, en la que dejó atrás a toda la defensa contraria, se plantara solo ante Rui Patricio. La afición ya se relamía cantando el gol, pero el madrileño, de forma incomprensible, estrelló el balón en el larguero, despertando la ira de la hinchada en las gradas del Metropolitano. “Morata qué malo eres; qué malo eres...", le cantaba la afición, que, por el contrario, ovacionó a Pepe, ex jugador del Real Madrid, cuando este fue sustituido.
Tras el encuentro, el seleccionador defendió al delantero. “No me preocupa que no entre el balón, me ocupa. En la última acción, después de haberse matado a presionar y a ayudarnos en una gran cantidad de situaciones de juego, en el minuto 90 Morata hace una acción de 40 metros a máxima velocidad, engaña al portero y con mala suerte da al larguero. Era para levantarse y dejarse los muñones a aplaudir. Pero yo seré el que menos sabe de fútbol. Le he visto muy bien al final del partido. Está acostumbrado”, expresaba Luis Enrique.
