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Diego Costa, Atlético de MadridGoal

El adiós de Diego Costa: No es contrato a contrato, sino partido a partido

Ruben Uria BlogGoal

Diego Costa ya es ex jugador del Atlético de Madrid. Para muchos, eso jamás debería haber sucedido y para otros, hace tiempo que el hispano-brasileño tenía ese estatus. Después de un tira y afloja de 48 horas, el desenlace ha acabado siendo el esperado. El club y el jugador se han puesto de acuerdo para formalizar la rescisión de contrato, a petición del jugador, que se quería marchar, alegando motivos personales. En ese acuerdo suscrito, el de Lagarto ha aceptado las compensaciones económicas que tendría que pagar en caso de ir a un club que compita con el Atleti. Si quieren saber toda la verdad y nada más de la verdad sobre este adiós inexplicable, lamento defraudarles. Imposible. Ambas partes ofrecerán su verdad y ustedes tendrán que creer a quien quieran. Habrá seguidores que deseen aplicar la lógica de la experiencia, aplicando eso de que dirigencia y verdad son un oxímoron. Y habrá otros que, siendo contrarios o afines a la directiva, comprendan que, cuando se pagan 10 "kilos" netos al año más la amortización, el deber del club es pedir una contraprestación a un tipo que se quiere ir en mitad de la temporada.

La verdad se conocerá con el tiempo, pero ahora mismo se parece a una representación parecida a esto: Costa se quería ir y el Atleti quería que se fuera. Se pueden buscar culpables y hasta se pueden ocupar trincheras, pero el Atleti ahora necesita más soluciones que culpables. Quizá ni la relación fue nunca tan maravillosa como nos contaron, ni ha sido tan desagradecida como nos pretenderán contar. Mi opinión, que cabe en un sobre como diría el rockero, importa poco, pero la aporto: se rompió el amor de tanto usarlo. Era la crónica de una muerte anunciada. Quien quiera aferrarse a los recuerdos de Costa para justificar sus formas, adelante. Y quien quiera afear a la directiva su fuga poniendo más el acento en el pasado que en el presente, también tiene derecho. La realidad es que el sentido y el orden de las opiniones no altera el producto. Costa quería irse del Atleti y el club le ha complacido. Esa relación no debía enquistarse más.

Que Diego Costa ha sido, es y siempre será una figura icónica del cholismo y de la historia contemporánea del Atleti es tan cierto como que en su segunda etapa, entre sanciones, lesiones y apariciones realmente pobres, ha sido un fracaso. Costa deja luces y sombras. En el rincón de lo grato de su segunda etapa asoman su animalada de Tallin cuando se comió al Madrid con papas, su actuación soberbia ante la Juve y algunos destellos fugaces de aquel depredador insaciable que se inventó de la nada Simeone. En el lado menos soleado de la realidad quedan sus constantes lesiones, sus evitables sanciones, sus calentones infantiles y sus inestables estados de ánimo, porque siempre fue una montaña rusa indescifrable. Para toda la vida, el hincha se quedará con su primera etapa colchonera. Con aquella pantera indómita que se jugaba el tipo en cada choque, estiraba el equipo como un demonio y que dominaba el arte de la guerra como nadie. Puro Atleti, sí. Puro cholismo también. A ese Costa sólo se le puede estar agradecido. Al de la segunda etapa, en cambio, sólo se le puede defender desde el afecto, pero jamás desde un argumento racional, deportivo o económico. Que nadie se engañe: no se trata de blanquear directivas, ni de dibujar como mártires a los jugadores que piden irse del club. Se trata, simplemente, de procesar que este final, por muy abrupto y traumático que haya sido, es lo mejor para ambas partes. 

¿Y ahora, qué? Pues para Costa, adiós y gracias. Para el club, el buceo necesario en el mercado, sin margen, por cierto. Y para Simeone, lo de siempre, el ‘marrón’. Sin Costa, se queda con un único delantero centro para tres competiciones. Así que, a la espera de que le fichen un recambio, Simeone tendrá tres opciones: 1) Que Suárez lo juegue todo y se pueda romper; 2) Darle más minutos a Saponjic, por ahora inédito; y 3) Hacerse otro “Marcos Llorente”, inventándose un ‘9’ de donde no lo hay, como hizo con el ex madridista, reconvertido de mediocentro a delantero. Y con Trippier, pues más de lo mismo. A falta de conocer la postura oficial del Atleti, Simeone tiene 3 opciones: 1) Vrsaljko. 2) Ricard. 3) Hacerse otro "Marcos Llorente" y poner de "2" a un portero o un delantero para que le pongan a parir y después funcione de maravilla. ¿Dificultades de primer nivel? Bienvenidos al Atleti. Con eso lidia Simeone. Dramas cero. Suerte a los que se van y compromiso a los que se quedan. Llámenme gilista, cholista o lo que quieran, pero este club no vive del contrato a contrato, sino del partido a partido.

Rubén Uría

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