EDITORIAL
En Roma les hablamos de un accidente y en Anfield de la más oscura de las noches y cabía esperar que como equipo histórico que este Barcelona ha sido, su funeral debía ser antológico y precisamente por ello es especialmente doloroso vivirlo. Hace un año les hablábamos de una derrota más dura que la de Atenas en 1994. Hoy les hablamos de un nuevo nivel de dolor, de un nuevo pico histórico de la crónica negra barcelonista. Fue la derrota más estrepitosa de la historia del club azulgrana desde los tiempos de la postguerra.
Piqué: "Nadie es imprescindible"
Quien sabe si el físico o el hambre, si el compromiso o el sistema táctico, quien sabe si la ausencia de todo ello o que el rival superara en todo a los azulgrana fueron las causas de tan antológica debacle. Seguramente fuera una combinación de todo lo comentado pero lo sucedido en el Estádio Da Luz avergonzó al barcelonismo y aguó la propia leyenda fraguada por muchos de los jugadores que comparecieron en el césped durante casi una década, empezando por un Leo Messi desaparecido.
Bien que estos futbolistas dijeron haber hecho autocrítica tras perder LaLiga ante tan poco Real Madrid y antes de irse todos de vacaciones. Luego nadie dio la talla en Lisboa y no hay nada que pueda excusarles, ni de amor propio supieron tirar ante un Bayern desatado. E igual que aquellas victorias eran suyas también lo debe ser esta derrota, epitafio a una generación que debe entender que su tiempo de irse elegantemente ya pasó y que ya no hay nada que pueda mantenerles en el equipo.
No hay que engañarse. Aquel Barcelona acabó en el doblete en el primer año de Ernesto Valverde. Roma y Anfield no hicieron más que advertir de lo que estaba por venir si no había cambios que nunca se produjeron y hoy el Barcelona no es más que el hazmerreír del continente. Los barcelonistas se agarraron al pasado creyendo que se gana con el escudo, aplaudían desde los despachos mientras cambiaban directores deportivos año tras año hasta llegar al día de hoy, en el que el Barcelona de Messi ha llegado a su fin decida o no el rosarino seguir en el equipo. Lo que venga será ya otra cosa.
