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Ruben Uria BlogGoal

Dicen que nunca habla, pero la verdad es que nadie escucha

“No sé si tengo que convencer a Messi o no”. Palabra de Ronald Koeman, cocinero antes que fraile, que sabe qué pasa por la cabeza de un jugador de elite. Llega para tomar decisiones traumáticas, pero sabe respetar a los jugadores y por ahora, quiere ser hermético con sus intenciones. Sentido común. Está por ver qué apuesta futbolística presenta y qué resultados tiene, pero mientras le construyen una falsa prótesis para vender más periódicos, Koeman articula un discurso sensato. “Messi es el mejor del mundo y al mejor le quieres en tu equipo y no en el contrario. Hablaré con él”. De cajón de madera de pino.

La pregunta es ¿qué le va a decir Messi a Koeman? Sólo hace falta memoria para saberlo. Messi lleva meses harto de estar harto y nadie del club ha perdido diez minutos en escucharle. En mitad de una crisis institucional salvaje, por mucho que Bartomeu quiera tapar el sol con un dedo, el capitán ha repetido, por activa, por pasiva y por perifrástica, lo que quiere. Dicen los pretorianos mediáticos de la junta que Messi guarda silencio y eso es malo para el club. Mentira. Lo malo para el club que cuando Messi habló alto y claro, nadie del club quiso escuchar. Ya lo dijo Baltasar Gracían: "No hay peor sordo que el que no puede oír; pero hay otro peor, ese al que la verdad le entra por una oreja y le sale por otra".

Messi, ese que dicen que nunca habla, dijo que quería un proyecto ganador. Messi, ese que dicen que nunca habla, pidió que no se echase a Valverde y el presidente se pasó aquello por la entrepierna. Messi, ese que dicen que nunca habla, puso en su sitio a Abidal y dijo que se estaba ensuciando gratis a todo el vestuario sin dar nombres. Messi, ese que dicen que nunca habla, dijo que habría sido muy bueno que Neymar volviera y que no sabía si se había hecho todo lo posible para ficharle. Messi, ese que dicen que nunca habla, dijo que está harto de que se diga que manda en el club cuando manda menos que los guardaespaldas mediáticos del presidente. Messi, ese que dicen que nunca habla, salió a la palestra para denunciar que, jugando así, no les alcanzaba, algo que quiso negar con torpeza extrema Setién y que también negó, cómo no, la prensa afín al régimen.

¿Qué le va a decir a Ronald Koeman en privado? Sencillo. Lo mismo que ha dicho en público. Quiere estabilidad, quiere que no se ensucie al vestuario sin dar nombres, quiere que si la junta promete algo lo cumpla y quiere que se construya un proyecto ganador. No parece difícil saber qué quiere Messi. Habría bastado con escucharle todos estos meses.

Rubén Uría

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