EDITORIAL
El Barcelona tira balones fuera cuando se pregunta a sus ejecutivos sobre el estado de la negocación para traer a Matthijs De Ligt. El club catalán pasa desde hace semanas de su agente, Mino Raiola, que pretende aumentar el sueldo de su representado tras el impresionante final de temporada que ha protagonizado. Hasta su discurso como primer capitán del Ajax confirmó que es un jugador que tiene muy claros tanto su origen como sus objetivos y es precisamente por eso que no deja de sorprender la postura, siempre legítima, de Raiola a la hora de pedir más dinero cuando el acuerdo era cercano hace apenas un par de meses.
"Hemos demostrado al mundo lo que nosotros defendemos, el fútbol de ataque, hemos enseñado lo que el gran hombre sobre nosotros (en referencia a Johan Cruyff) esperaba de este equipo" soltó, micrófono en mano, durante las celebraciones del doblete del Ajax. Sucede, no obstante, que el "gran hombre" también decía que "el jugador que dude de venir ya no nos sirve" y De Ligt puede estar tensando demasiado la cuerda en pos de un sueldo que sí le ofrecen en otras partes donde puede que hasta encuentre menos competencia por jugar. Lo que no encontrará son los astros alineados para jugar a lo que Cruyff quería como sucederá si viste de azulgrana.
Es decir, en ningún otro club podrá vivir el método Cruyff hasta sus últimas consecuencias como demuestra que es su intención. Ni el Manchester United que jugará la Europa League ni el PSG que vive en la Ligue 1 pueden colmar las aspiraciones deportivas de uno de los jugadores llamados a marcar una época durante los próximos lustros y si, como él dice, lo importante es lo deportivo, hace bien el Barcelona en no meterse en la subasta que pretende Raiola. El agente sabe mejor que nadie que ningún club puede a darle al De Ligt lo que le ofrece el Barcelona más allá de la pasta, empezando por repetir curso con su amigo Frenkie De Jong y todas las implicaciones que ello conlleva. Así que, si De Ligt permite un pequeño consejo, antes de tomar ninguna decisión hágale caso a su corazón y no a la cabeza. Ese no se equivoca nunca.
