Una victoria impecable, un equipo que se consolida con cada encuentro, un entrenador que comienza a sacar sus argumentos para dirigir a un grande del continente y una Copa Libertadores que comienza a llenar de ilusión a la hinchada que ya la ha levantado en dos ocasiones.
Más allá del resultado, importante de entrada, vale la pena evaluar el estilo de juego que comienza a encontrar Atlético Nacional, dentro del cual cabe plantear dos sistemas tácticos, abismalmente diferentes, con el fin de ganar partidos en casa y fuera de ella.
Así ha quedado demostrado en el transcurso de esta semana, donde con un dominio casi absoluto derrotó al América y más tarde, con menos poder ofensivo, logró llevarse a Medellín tres puntos ante Colo Colo, que se planteaba como el rival más fuerte del grupo.
La transición, camaleónica, del equipo de Almirón comienza por la actitud de los jugadores, se ha visto al Macnelly Torres más defensivo de los últimos años, así como a un bloque defensivo sin margen de error, solidario y completo. Y aunque en el ataque siguen existiendo más dudas que aciertos, contar con talentos únicos como Campusano y Vladimir siempre es un plus que es agradecido por el entrenador.
Un resultado para celebrar, pero para manejar con cautela, el equipo parece encontrar su forma y la hinchada comienza a olvidar el trago amargo de la Superliga, sin embargo apenas está comenzado el camino y la solidez será la principal virtud de este Nacional que, por ahora, duerme tranquilo.
