Cuando Romario le dislocó la cadera a un rival en un Clásico entre Barcelona y Real Madrid

Para muchos, Romario no entra en la discusión de los grandes de la historia: los especialistas consideran que el brasileño está abajo de otros como Maradona, Di Stéfano, Pelé o Messi. Pero, ¿quién era mejor que el Chapulín en la zona del área? La secuencia perfecta que lo describe como jugador es uno de los goles que le hizo el 8 de enero de 1994 a Real Madrid, en una histórica goleada por 5 a 0, en el Camp Nou. En un miércoles de Clásico, es bueno recordarla.

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Recibió la pelota desde afuera del área, de espaldas al arco. Aguantó como si fuera a tomarse unos segundos para actuar. De pronto, empalmó la pelota sobre el botín derecho, casi como si la hubiera escondida en la media. Y giró con una velocidad brutal. Su marcador, Rafael Alkorta, atinó a seguirlo. Dio medica vuelta y se perfiló para sacarle el balón. Pero ya era demasiado tarde. Había quedado fuera de ritmo. La cintura, maltrecha por el brusco movimiento. Romario se enfrentó al arquero y, con desprecio, tocó hacia un costado. Un golazo para quedar en la historia. Una clase gratuita- e imposible de igualar- para aprender a dislocar la cintura de un rival.

Esa jornada, Romario marcó tres goles y terminó de confirmarse como el jugador más dominante del mundo. Unos meses más tarde sería la estrella del Brasil campeón del mundo, en 1994.

Era un verdadero equipazo el que dirigía el recientemente fallecido Johan Cruyff. Sobraba fútbol y una idea adecuada de juego. Koeman daba seguridad desde el fondo. Guardiola -que años más tarde mejoraría la versión de este equipo pero como entrenador-  era el que manejaba los tiempos. El búlgaro Stoichkov, pura efectividad y goles. Romario, por su parte, era la cuota de magia e imprevisibilidad. Dos condiciones con las que se nace.

Este miércoles, Barcelona y Real Madrid volverán a verse las caras, por el aplazado partido de la jornada 10 de LaLiga.

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