REPORTAJE ESPECIAL
“Diego Armando Maradona junto al balón para que Nervión viviera unos segundos de ansiedad para explotar en júbilo no más Diego le diera con la izquierda, Cedrún a un palo, el balón al otro, la grada a las nubes, subiendo al electrónico el primer gol que hacía el Pelusa con la camiseta del Sevilla”.
Así narraba Manuel Ramírez Fernández de Córdoba en las páginas del diario ABC de Sevilla del 8 de octubre de 1992 cómo el sevillismo se había enamorado de Diego Armando Maradona. Un día antes, el Pelusa había jugado su primer partido en el Sánchez-Pizjuán y un gol suyo había dado la victoria a su equipo ante el Zaragoza.
Maradona y las leyendas que nunca ganaron la Champions League
El genio jugaba de rojiblanco para reencontrarse con el fútbol y olvidar su primera sanción por consumir cocaína. El Sevilla soñaba con volver a ser grande de su mano. Casi 30 años después, la historia nos dice que el paso de Maradona por el Sevilla fue un periodo de luces y sombras, como lo ha sido toda la vida de uno de los mejores jugadores de la historia.
Fotografía: Tomás Quifes Carlos Salvador Bilardo, el hombre que dirigió a Diego en el Mundial de México 86, fue el que iluminó la bombilla del presidente del Sevilla, Luis Cuervas, para que aprovechara que Diego acababa de salir de una sanción para lograr cerrar un fichaje que parecía impensable para un club de la clase media en España.
EL CULEBRÓN DEL VERANO DEL 92
Maradona, que había cambiado de agente y ahora trabajaba con Marcos Franchi, veía en el Sevilla una oportunidad de redención y estaba como loco porque se cerrase la opción. Así lo recuerda el periodista José Manuel García-Otero, que entrevistó al argentino en 25 ocasiones y que viajó con él desde Buenos Aires hacia Sevilla en septiembre de 1992 tras charlar con él en su casa en la capital Argentina en sus primeras declaraciones en clave sevillista al diario Marca.
Messi, el Sevilla y un conflicto con la selección argentina
“Diego estaba tan nervioso que sólo durmió dos horas en el avión”, recuerda. Los nervios de Diego estaban más que justificados, ya que su fichaje se convirtió en un verdadero culebrón que tuvo que resolverse en la sede de la FIFA en Zúrich.
Archivo Sevilla FC Fotografía: Archivo Sevilla FC En la reunión decisiva entre Luis Cuervas, el entonces vicepresidente sevillista, José María Del Nido, y el duro presidente del Nápoles, Corrado Ferlaino, ejercieron como mediadores el entonces secretario general de la FIFA, Joseph Blatter, el presidente la Real Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, y su homólogo italiano, Antonio Matarrese. Mientras tanto, Maradona se entrenaba en un gimnasio esperando la fumata blanca acompañado de Diego Rodríguez, que en unas horas iba a ser su nuevo compañero.
La operación se cerró el 22 de septiembre y sólo 6 días después, el Sevilla organizó un partido amistoso de presentación para el jugador ante el Bayern de Múnich. El club de Nervión aún conserva en sus archivos entradas sobrantes de aquel duelo en el que los hispalenses se impusieron por 3-1 y Maradona participó en dos de los goles.
El 4 de octubre debutó en partido oficial en San Mamés con un 1-1 ante el Athletic y sólo 3 días después, el 7 de octubre, estaba marcado en rojo su debut oficial en el Sánchez-Pizjuán. Una entrada de Lakabeg en Bilbao amenazó con dejarlo sin debutar pero el ’10’ se infiltró para estrenar su nueva casa en La Liga. Gol de penalti, locura y una imagen pare el recuerdo cuando se dirigió a sacar un córner y se puso a dar “pataditas” a una pelota de papel de plata.
"QUIERO EL PEINADO DE MÉXICO 86"
Maradona fue feliz en Sevilla, el club le costeaba una casa en el recién nacido barrio de Ciudad Expo donde 24 años después acabaría viviendo también su compatriota Jorge Sampaoli. Garcia-Otero recuerda el relato que hacía el argentino: “puedo ir a comer con mi mujer y mi familia sin que nadie me interrumpa o pasear por el Parque de María Luisa”.
La vida sonreía a un Maradona que trabajó para volver a estar en su mejor versión y era la cabeza visible de un vestuario que lo hizo capitán y que aún hoy sigue hablando maravillas de él. Bilardo marcó la pauta, habría un grupo para Maradona y otro para el resto. Sin embargo, Monchi, portero en aquellos años del primer equipo, recuerda que el propio Diego se encargó de romper esas barreras.
El 10 de enero de 1993 se reencontraba con el Barcelona, su equipo en Europa entre 1982 y 1984. Antes de ese partido, el 10 aseguraba que pesaba lo mismo que en México 86, 78 kilos, y llegaba tras lucirse ante el Real Madrid, que perdió por 2-0 en el Sánchez-Pizjuán. Antes de jugar ante los culés, el peluquero visitó a Maradona, que le pedió que le hiciera el mismo corte que tuvo durante el Mundial que cambió para siempre su carrera.
Ante los dos grandes de LaLiga, mostró su mejor versión. Durante enero de 1993, Maradona hizo sus dos últimos goles como sevillista ante el Sporting de Gijón y el Albacete y el Sevilla se instaló en la séptima plaza del campeonato que ya no abandonó en lo que quedaba de año.
Archivo Sevilla FC Fotografía: Archivo Sevilla FC Económicamente, el Sevilla trabajaba por sacar rentabilidad a tener al mejor jugador del mundo en sus filas y para ello viajó a Argentina a jugar diversos amistosos contra Boca Juniors y a Turquía para hacer lo propio contra el Galatasaray. El contrato que cerró el aún célebre agente Bayram Tutumlu reflejaba que Maradona debía jugar todo el partido salvo lesión o se rebajaría la cantidad a abonar al club de Nervión.
El efecto también se notó entre los abonados, donde el Sevilla llegó a tener una cifra de récord de 38.000 abonados y también en la recaudación por taquillas. Joaquín Medina, tesorero del club, reconoció que su presencia multiplicó hasta un 200% la recaudación en partidos como el de su debut ante el Zaragoza, donde se recaudaron unos 19 millones de pesetas.
MULTAS, DETECTIVES Y UNA HUELLA ETERNA
A pesar de los buenos momentos, el argentino seguía teniendo problemas en el tobillo y no había abandonado las adicciones que le han penalizado durante toda su vida. El Sevilla contrató a un detective para seguir sus andanzas lejos del césped y su relación con la directiva se resintió irreversiblemente en marzo.
Tomás Quifes Fotografía: Tomás Quifes Argentina disputaba la Copa Artemio Franchi en la que como campeón de América se enfrentaba a Dinamarca, que acababa de proclamarse campeona de la Eurocopa. Maradona se empeñó en viajar a su país para disputar el partido a pesar de las advertencias sevillistas. La directiva reaccionó imponiéndole una multa de más de 1 millón de pesetas y el distanciamiento con el presidente Luis Cuervas empezó a hacerse evidente.
El punto y final del paso del Pelusa lo puso una fuerte pelea con Bilardo en su último partido ante el Burgos. El técnico le pidió que se infiltrase para jugar con dolor pero lo sustituyó nada más comenzar la segunda parte y Maradona no encajó bien la decisión. Nunca más se puso la camiseta del Sevilla. Se marchó del club por la puerta de atrás y el último recuerdo que se llevó fue un ramo de flores que la plantilla regaló a su esposa Claudia.
Tomás Quifes Fotografía: Tomás Quifes A pesar de que sólo fueron 9 meses, Maradona marcó para siempre al Sevilla como uno de los equipos en los que jugó. No pocos curiosos preguntan por él al acercarse al Ramón Sánchez-Pizjuán. “Maradona creo que, en su momento, internacionalizó el nombre del Sevilla Fútbol Club. Aún hay personas del extranjero que visitan el Ramón Sánchez-Pizjuán y preguntan por Maradona. Es la referencia en el extranjero del Sevilla. Por suerte, con los éxitos internacionales, no sólo nos conocen por él pero, sobre todo italianos y argentinos, se interesan por el paso de Diego por aquí como una de las figuras más grandes del fútbol”, explica Fernando Gallego, miembro del área de historia del Sevilla FC.
Sin embargo, los recuerdos en la fachada del estadio del Sevilla son para Kanouté, Navas, Palop, Suker o Pablo Blanco. Maradona puso al Sevilla en el mapa tras años de sequía. No obstante, fue el portero suplente de su época, aquel Monchi al que el “10” regaló un reloj y que le acompañaba en sus paseos, el que acabó cambiando la historia del Sevilla. Una historia inolvidable cuando el Sánchez-Pizjuán gritó: Gol de Maradona.
* Agradecimiento: Este reportaje no habría sido posible sin la colaboración del Área de Historia del Sevilla FC y, especialmente, de Fernando Gallego, así como sin la ayuda del periodista José Manuel García.