ANÁLISIS
El Barcelona es más débil que hace un año. Ha perdido a Neymar Da Silva y ha incorporado a tres jugadores -Gerard Deulofeu, Nélson Semedo y Paulinho Bezerra- que deben demostrar todavía muchas cosas. Llegarán más incorporaciones según asegura el club, atascado tanto en este aspecto como en el de la sucesión de pesos pesados como Andrés Iniesta, Javier Mascherano y hasta Leo Messi, que cumplió los treinta años hace un mes.
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Que el ataque se ha debilitado notablemente es evidente. Y a pesar de que pueda llegar un jugador de clase mundial, seguir pensando en términos de tridente puede resultar muy dañino porque tanto Neymar como la MSN "son insustituibles" tal y como recordaba Gerard Piqué la semana pasada, aunque sí admitía que con 222 millones de euros "podemos hacernos más fuertes". De momento el Barcelona no ha tocado ni un solo euro de este montante, pues los 40 de Paulinho estaban ya reflejados en el presupuesto inicial para fichajes. Es decir, no habrá MSN pero cabe esperar refuerzos de primer nivel en posiciones ofensivas.
Los registros que deja la MSN son incalcanzables pero pueden suponer una oportunidad para recuperar la esencia del juego perdida, el famoso ADN barcelonista que aborrece el juego directo para centrarse en el pase y el control. Con Luis Enrique Martínez y la MSN el equipo fue estirándose hasta quedar partido en dos. Volver al origen juntando líneas se intuye como el mejor antídoto para evitar sorpresas como las de la temporada pasada en La Rosaleda o frente al Alavés en el Camp Nou.
Sin embargo, para ello hace falta equilibrio y eso es algo que pende de un hilo en un Barcelona con exceso de jugadores en la media -hasta 12 futbolistas tiene a disposición Valverde en la zona ancha- y la falta de efectivos de garantías en la retaguardia, donde el 'txingurri' apenas cuenta con dos centrales de primer nivel y un solo lateral izquierdo. En el derecho, ni Vidal ni Semedo han demostrado todavía demasiado y en el eje, a Mascherano se le ve cada vez más desbordado en partidos de primera fila. Una lesión grave de Gerard Piqué, Samuel Umtiti o Jordi Alba en abril podría poner en jaque el trabajo de toda la temporada ante la falta de sustitutos a la altura.
Próximos partidos
La falta de defensas contrasta con el exceso de centrocampistas. Pero Sergio Busquets sigue sin encontrar relevo, así que ahora mismo hay nueve jugadores -Iniesta, Roberto, Rafinha, Arda, Rakitic, Denis, André, Paulinho y Aleñá- para repartirse las dos posiciones de interior en el once. Sergi Samper, a pesar de que ya sabe que no tendrá dorsal, todavía sigue en el equipo. Así que hay 10 interiores y solo uno -Rakitic- es casi indiscutible. A pesar de la falta de rumbo a la hora de reforzar la media durante los últimos años.
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Y sin unos aliados definidos y en sintonía con él, Leo Messi deja de ser Leo Messi, como bien pudieron constatar en la selección argentina durante años. Que el rosarino deba bajar reiteradamente a defender limita su poder ofensivo. La mejor versión de Messi requiere socios que entiendan el fútbol como él, un recurso demasiado valioso y exclusivo como para no usar de la forma adecuada. Valverde tiene trabajo por delante pero, a la vez, un enorme margen de crecimiento. El reto de devolver al Barcelona de Messi a la élite del fútbol europeo es apasionante.
