OPINIÓN
La última vez que Cristiano Ronaldo visitó París fue para recoger el Balón de Oro, desde lo alto de la Torre Eiffel. Han pasado algo más de dos meses de aquello, pero este martes volvió a recordar al mundo por qué nadie ha ganado más Balones de Oro que él, y por qué seguirá siendo perenne candidato a ello. Antes del partido de ida, tres semanas atrás, las dudas todavía se cernían sobre su cabeza, después de haber anotado apenas cuatro goles en la primera vuelta de La Liga. Y sobre todo, con el duelo particular ante Neymar que la Champions League servía en bandeja a la opinión pública. Sin embargo, tal y como ha arrancado este 2018, y especialmente después de cómo se ha desarrollado la eliminatoria ante el PSG, no queda ya ninguna duda de que Cristiano sigue en lo más alto un año más. Es el rey del parque. Fue el Rey del Parque.
Los retos que le quedan a Cristiano Ronaldo
El gol del 0-1 volvió a demostrar que el luso es un animal del área. La magnífica jugada de Asensio y la deliciosa asistencia de Lucas no pudieron tener una finalización más acorde, con Ronaldo elevándose medio cuerpo por encima de su defensor para cabecear el centro al fondo de las redes parisinas. Un gol que terminaba de dibujar una acción superlativa, icono ideal de la superioridad blanca sobre el césped. Un tanto que sentenciaba la eliminatoria, y que era el tercero del ‘7’ en los dos partidos ante el PSG. Uno más de los que pudo marcar todo el equipo parisino en 180 minutos.
El gol además viene a redondear unos registros extraordinarios en la presente temporada: 31 goles este curso ya; 12 tantos en la presente Champions League, habiendo marcado en los ocho partidos hasta el momento; 2 goles más que todo el Barcelona en esta edición de la Champions; once dianas en sus últimos seis partidos de blanco entre La Liga y Europa; y lo que es quizás más relevante, 22 tantos en sus últimos trece partidos en la Champions, desde los últimos cuartos de final.