En agosto, tras el enorme susto que dio en la Eurocopa, Christian Eriksen había vuelto a entrenar con Inter, reconocimiento médico previo incluido. El cuadro italiano había anunciado que “el centrocampista danés se reunió con los directores del club, el entrenador, sus compañeros y todo el staff presente. Eriksen lo está haciendo bien y está en una forma mental y física excelente. Seguirá el programa de recuperación propuesto por los médicos daneses en Copenhague, quienes también coordinarán el seguimiento clínico. El cuerpo médico del Inter naturalmente estará informado y actualizado en todo momento del proceso”.
No obstante, este viernes 17 de diciembre ha llegado a una finalización temprana del contrato con la institución Nerazzurri: "El FC Internazionale Milano puede confirmar que se ha llegado a un acuerdo para rescindir el contrato de Christian Eriksen por consentimiento mutuo. El club y toda la familia nerazzurri le desean a Christian todo lo mejor para su futuro", comenzaba el comunicado.
El mediocampista tenía trabas para ejercer su oficio en la liga. Según la Federación Italiana, ningún jugador puede jugar con desfibrilador, lo que supone una enorme dificultad para Eriksen. El futbolista, que lleva un desfibrilador cardioversor implantable (ICD), un aparato con cables conectado al corazón para corregir ritmos irregulares, no podía jugar con el Inter de acuerdo a lo que legisla la FIGC.
De hecho, Francesco Braconaro, miembro del comité científico técnico de la federación italiana, lo ha sabido comentar: "No se puede dar el visto bueno a Christian Eriksen para jugar en Italia. Si al jugador se le quita el desfibrilador, confirmando que la patología se puede resolver, entonces puede volver a jugar en el Inter".




