El pasado viernes el Valencia CF presentó a los nueve jugadores que han llegado a la plantilla de Gattuso este verano para paliar las 11 salidas que ha habido respecto a los jugadores que finalizaron la temporada en mayo a las órdenes de Bordalás. 11 jugadores es casi el 50% de una plantilla profesional y por tanto es una limpieza del vestuario.
Esa presentación acogió en Mestalla a más de 8000 aficionados que se congregaron con toda su ilusión para ver principalmente al jugador que ha levantado la pasión y la ilusión del valencianismo, Edinson Cavani. El uruguayo es uno de esos jugadores de nivel top que pese a sus 35 años, ya hay quien se está encargando de enterrarlo antes de verlo, sigue haciendo que el aficionado sienta orgullo de que un futbolista de esa talla haya elegido su club para jugar, siendo libre y con mejores ofertas en la mesa.
Que Cavani levanta ilusión, pasión e incluso hace que los niños vean en su equipo a uno de esos cromos importantes del FIFA, es algo que no se puede negar y que a todos o a casi todos nos gusta, pero eso no cambia que la situación del club sigue siendo la que es, y que como reconoció el propio entrenador este sábado impide acudir al mercado a hacer un equipo mejor del que han hecho.
Y eso sería importante no confundirlo, no confundir que se ha traído a un jugador importante que ilusiona no tapa que el club está destrozado como sin darse cuenta reconoció la presidenta Layhoon el viernes. Porque algo que no está destruido no hace falta reconstruirlo. Y eso es literalmente lo que dijo. Hace tiempo tengo claro que a Peter Lim le ha dejado de interesar el club y que lo único que quiere es equilibrar los balances, algo que ya tiene cerca con el tiujeretazo que le han pegado al coste de plantilla, ya menor a los 80 millones entre salarios y amortizaciones, para poder vender sus acciones.
Lo que no cuela es que Layhoon nos cuente que el máximo accionista ha puesto 170 millones de euros en la entidad, pero no nos diga que han perdido lo mismo en sus ocho años de gestión. Es decir, su gestión es un absoluto desastre. Y no cuela tampoco que nos digan que buscan reconstruir el club pero no de un solo argumento de cómo piensan hacerlo.
La ilusión es inherente a cada verano, porque el aficionado se resetea y durante el periodo estival casi todos volvemos a querer creer en un nuevo equipo, en los nuevos fichajes y en que será diferente. Y este año hay un entrenador que engancha, que conoce muy bien los códigos del fútbol pero al que como viene siendo habitual le faltan herramientas para competir en la Liga española. Él no se va a quejar porque en apenas dos meses se ha dado cuenta de la situación real del club y también de la estructura que hay. Pero quiere entrenar y prefiere intentarlo con lo que tiene que tirar la toalla.
Si, Gattuso es de Mendes y bendecido por Lim pero como a los últimos que han llegado yo al italiano le reconozco valentía y liderazgo. Porque sabe que si los resultados no se dan, el que saldrá escaldado será él y su curriculum. Hace tiempo que Meriton ya no engaña a nadie y creo que eso es algo que ha quedado muy patente.
Ahora bien, no se me ocurrirá nunca criticar que haya miles que vayan a la presentación de un delantero de talla mundial y de otros ocho cromos nuevos. Porque eso, en sí, es el fútbol.


