La Fiscalía ya está en marcha. Durante 18 años ininterrumpidos, el Barça pagó casi siete millones de euros al vicepresidente de los árbitros. La versión azulgrana, se le pagó por asesorías arbitrales a informes verbales. La de Negreira en Hacienda, que se le pagó para que “no se tomasen decisiones arbitrales en su contra”, en aras de la “neutralidad”. La Fiscalía pone pie en pared. Denuncia al Barça como persona jurídica, a Enríquez Negreira por un delito continuado de corrupción entre particulares y también a Bartomeu, al que también denuncia por presunta administración desleal. Gaspart, Laporta y Rosell esquivan la bala judicial porque les ampara la prescripción de este tipo de posibles delitos. Después del aluvión de informaciones, editoriales, burofaxes, ruido mediático y chapapote en las redes sociales, así está el patio. Amén de que se admita a trámite la denuncia de la Fiscalía, lapenúltima de Negreira es que llegó a ofrecerse de nuevo al Barça en 2020, para “ayudar con el VAR” porque “conmigo os habría ido mejor”. Para taparse la nariz. Circulen.
Tebas ya advirtió que, según tipifica la nueva Ley del Deporte - que es exactamente igual en este punto que la anterior-, no habrá sanción administrativa. Incluso si los tribunales llegasen a probar que el Barça pagó para disponer de un trato favorable del colectivo arbitral, no será posible articular un descenso de categoría, ni tampoco desposeer a los azulgranas de los títulos logrados. Con la FIFA es diferente. Puede actuar de oficio. Y asoma la UEFA. Harta de la Superliga, hace tiempo que tomó la matrícula a los "rebeldes" y ahora, con el ‘caso Negreira’, le han puesto la pelota botando y a un metro de portería. Con la Fiscalía a saco, UEFA podría sentirse legitimada para no extender una invitación al Barça y dejarle fuera de sus competiciones durante un año. Organizan una competición privada y tienen la potestad de invitar o no a los clubes que deseen. Circulen.
Conclusión: La Fiscalía mete cuchillo en el ‘caso Negreira’. Y el panorama es aterrador para el Barça. En mitad de una tormenta perfecta de porquería, se ha quedado solo. La Fiscalía está por la labor. LaLiga quiere ir hasta el final porque está en juego la limpieza de su competición. La RFEF exige aclaraciones porque el asunto mancha a sus árbitros. El Comité Técnico de Árbitros se quiere personar en la causa. El CSD anunció que quien la hace, la paga. Y el Gobierno pide celeridad porque está en juego la imagen de la candidatura del Mundial 2030. La FIFA estudia mojar pan en la salsa del caso y empieza a planear la sombra de una posible no invitación de la UEFA para la próxima temporada. Todos los actores transitan en una dirección contraria a la del Barça. Circulen.
La realidad es que Fiscalía, Liga, clubes, RFEF, CTA, CSD, Gobierno, FIFA y UEFA están alineados en una dirección que es radicalmente contraria a los intereses del Barça. Y que, tras rozar la ruina, tirar de palancas, subirse al barco de la Superliga y tener el “fair play” bloqueado, el Barça está como Gary Cooper ante el peligro. Completamente solo. ¿Quién es su único aliado en este embrollo? Su peor enemigo. El Madrid de Florentino. El socio del Barça debería preguntarse cómo se ha llegado a esto. Ya lo cantaba Serrat: “Bien me quieres, bien te quiero, pero no me toques el dinero”. El Barça, metido en un campo de minas, lo tiene complicado. Y el socio, que está pasando un calvario por la culpa de quienes tomaron la estúpida e inmoral decisión de pagar, durante 18 años, al vicepresidente de los árbitros, intuye un futuro teñido de negro. Lo peor está por venir. Circulen.
Rubén Uría


