Sebastián Battaglia se dio cuenta de que no había que implantar una dicotomía que no era tal. La derrota en el Superclásico, en el que eligió apostar por los jugadores de mayor experiencia del plantel a pesar de que los juveniles que venían actuando en sus lugares habían dado muestras de estar a la altura de las circunstancias, terminó por convencer al entrenador de Boca de que la ecuación no era "los grandes o los pibes", sino "los grandes y los pibes".
Es Frank Fabra y Marcelo Weigandt en los laterales para atacar de manera escalonada. Es Cristian Pavón para romper por afuera y Luis Vázquez para definir por el medio. Es Jorman Campuzano para contener en el mediocampo y Aaron Molinas para soltarse y, del centro a la izquierda, dejar mano a mano a un compañero con un pase casi imperceptible. Y es, por sobre todas las cosas, Agustín Almendra: el pibe de 21 años que ya tiene tres años de Primera sobre sus espaldas, la amalgama perfecta entre experiencia y juventud, el emblema de este Xeneize que lleva tres triunfos al hilo, con nueve goles convertidos, y se anima a ilusionarse con llevarse el Torneo de la Liga Profesional de arremetida, como hizo en la Superliga 2019/20.
Como había ocurrido el sábado frente a Huracán, Almendra fue nuevamente el hombre clave del equipo de Battaglia en la victoria sobre Godoy Cruz. El 32 supo arremangarse cuando el Tomba se plantó con personalidad y se hizo dueño de la pelota en la mismísima Bombonera, fue el centro del circuito cuando Boca entendió que tenía que combatir fuego con fuego y cambió vértigo por juego de posesión y se vistió de enganche para tirar un sombrero y meter un pase del mejor Juan Román Riquelme para que Vázquez diera vuelta el resultado en esa ráfaga de siete minutos del final del primer tiempo, en la que el conjunto de Battaglia mostró tal vez su mejor versión en el ciclo.
El pibe experimentado, que llegó a estar 15 meses sin ponerse la azul y oro por un conflicto contractual con el club y una serie de situaciones personales que incluso lo llevaron a pensar en dejar el fútbol, recuperó el nivel que alguna vez lo había llevado a ser considerado como el mejor prospecto de todas las Inferiores xeneizes y se volvió fundamental para Boca. Por eso, la preocupación cuando se torció el tobillo y debió ser reemplazado a los 24 minutos del segundo tiempo: hoy, Almendra, el pibe que ya es grande, no tiene reemplazo.
