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Betis: Bajar al barro o bajar a Segunda

OPINIÓN

La situación del Real Betis es delicada, muy delicada. Aún sin público en las gradas, se percibe la preocupante sensación que tiene el bético con su equipo. Y no es para menos. Son muchos los antecedentes del conjunto verdiblanco donde se ha ridiculizado la idea de un descenso. “El Betis no baja”, se decía, y al final terminaba dando con los huesos en Segunda División. Pues estamos ante una de esas. Así de cruel y duro.

Un emplazamiento así requiere de un referente que ataje este embolado de frente. Por decirlo más claro, alguien que salga a dar la cara, aún sabiendo que se la van a partir. El tremendo caché de Pellegrini ya no sirve de parapeto porque se le ha caído el equipo. Ahora es cuando los diriegentes tienen que recomponer el puzzle. Y lo primero es salir a hablar. Ahora, cuando hay que bajar al barro, porque o se baja al barro o se baja a Segunda. Ya sea Haro, Catalán o Cordón. Es el momento de servir de escudo para una plantilla y un entrenador desbordados por un momento que se les ha venido encima demasiado pronto. Y que nadie tome esta última línea como una disculpa para el equipo, porque no lo es. Tienen la misma o más culpa que los dirigentes pero, sin posibilidad de fichar y con el riesgo que conlleva el gastar la bala del entrenador, son estos los que te tienen que salvar la papeleta. La permanencia, así de claro. Y cuanto antes se hagan a la idea antes se saldrá de ahí abajo. Y vuelvo a lo mismo: no me vengan con aquello de que el Betis no baja.

Y saliendo a dar la cara ahora, no cuando se consiguen las victorias, es cuando se gana uno el respeto de todos aquellos a los que dirige. Cuando compartes errores y asumes las circunstancias es cuando los ‘hombres de fútbol’ ganan galones. Cogiendo la bandera de la derrota y fajándote para revertir el entuerto. Pero de una forma sincera y realista. Nada de palabras vacías que no se puedan cumplir. Son en estos momentos en los que una plantilla agradece los gestos y reconoce a sus iguales. No cuando todo va bien y resaltas lo bonito, lo alto y lo rubio que es cada jugador y lo bien que va todo. Y digo salir a hablar pero no como gesto para una afición que no quiere más explicaciones. A buen entendedor pocas palabras le bastan.

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Estamos de acuerdo en que un dirigente no mete goles, ni da asistencias, ni corta balones. Pero un dirigente sí está para asumir la situación en esta coyuntura. Va en el cargo. Es el momento de tener las espaldas anchas y coger ‘kilos’. Y sobre todo porque es lo que la entidad necesita. Bajar al barro o bajar a Segunda.

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