ANÁLISIS
Sergio Busquets no se atrevía a hablar del Clásico tras perder a domicilio del Getafe. "Hay un partido de Champions League antes" advertía para pasar de puntillas por el próximo rival del Barcelona en LaLiga, un Real Madrid que dos horas antes del naufragio azulgrana, a pocos kilómetros del Coliseum Alfonso Pérez también había mordido el polvo, de forma más estrepitosa incluso, ante un Cádiz que por primera vez se impuso a domicilio de los blancos. "Si nos metían dos o tres no pasaba nada" resumía un contenido Zinedine Zidane al que le costaba ocultar su enfado. Ninguno de los dos equipos da muestras de estar listo para un partido como el Clásico.
Es probable que ambos se agarren a la Champions League para recuperar las buenas sensaciones pues es bien sabido que a menudo la victoria en partidos como el que se vivirá el próximo sábado en el Camp Nou depende más de la cabeza y del saber estar que del buen juego, lo táctico y hasta lo físico. Sucede que también en este aspecto dan muestra ambos equipos de andar descentrados así que darse un buen baño ante el Ferencvaros o ante el Shakhtar Donetsk es lo único que les queda a los dos contendientes. Está por ver, no obstante, si no afloran los mismos problemas del fin de semana.
Dos equipos sin gol
Es algo que está acusando más el Real Madrid, que apenas ha transformado 6 goles en los 5 partidos que ha disputado. Karim Benzema apenas ha metido uno, igual que Leo Messi. Ambos jugadores son fundamentales en sus respectivos equipos y aunque el Barcelona acumule 8 tantos en los 4 choques que ha vivido, lo cierto es que vive de la renta de los 7 goles en los 2 primeros. Porque ante el Sevilla y el Getafe sólo metió uno.
Cracks venidos a menos
Eden Hazard no llegará al partido mientras Rodrygo y Fede Valverde no parecen los de hace un año pero tampoco en el Barcelona la situación es más halagüeña. Jugadores como Antoine Griezmann y Frenkie De Jong, ambos llamados a ser fundamentales en el resurgir del Barcelona, siguen sin dar la talla e incluso penalizan al equipo. El francés hasta falló lo imperdonable frente al Getafe mientras que el holandés provocó el ingenuo penal con el que los de Pepe Bordalás se hicieron con los puntos.
Un Clásico de incierto signo
Son despropósitos que convierten el Clásico en el más abierto de los últimos tiempos ya que los dos equipos llegan a medio construir y sin mimbres para pensar en que puedan ofrecer la más mínima fortaleza en un partido que si algo exige es intensidad a todos los niveles. No hay duda de que Koeman y Zidane tienen trabajo por delante durante la semana porque a día de hoy ambos serían candidatos a una derrota clara si el rival que tuvieran enfrente tuviera un nivel cercano al de no hace tanto.
