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Barça: Humo, chismes y la fotografía real del club

Ruben Uria BlogGoal

El humo es irrespirable. Haaland, Lewandowski, 'Kun' Aguero, Eric García, Wijnaldum, Depay, Lautaro, Pau Torres, Emerson Royal, Lisandro Martínez, Mandi, Gayà, Joao Félix, Gravenberch, Koundé, Dani Olmo, Isak y lo que te rondaré morena. Antes y después de que Joan Laporta anunciase el fin de ciclo, los periodistas deportivos nos hemos lanzado a la palestra para anunciarles un sinfín de futuribles fichajes (¿?). Si un marciano aterrizase de improviso en nuestro país y leyera la prensa deportiva, estaría absolutamente convencido de tres cosas: el Barça va a tener un equipo de 55 jugadores el próximo curso, va a fichar tanto que va a parecer una selección de la ONU y va sobrado de pasta para acometer estas operaciones. ¿Recuerdan la famosa frase de 'al socio no se le puede engañar'? Pues lo están intentando con este gatillo fácil para 'fichar' que insulta la inteligencia del socio.

Y es ahí, en ese punto, donde uno tiene la impresión de que el Barcelona se está moviendo de manera correcta. Si en la prensa han aparecido 125 nombres en apenas un mes y los que faltan por aparecer, si existen múltiples informaciones contradictorias, si nadie tiene claro quién acabará saliendo, quién llegará y quién no terminará fichando, suele ser un buen síntoma para el club. Significa que el club está siendo discreto, que está aplicando sentido común, que no está haciendo el juego a los agentes, que es consciente de que no hay un euro en la caja y que no está televisando las negociaciones como los anteriores gestores. O que, cuanto menos, aquí ya no filtra hasta la señora de los lavabos. Fácil de decir, difícil de hacer. 

Asumida y procesada la venta de humo mediática, porque el periodismo se abraza a la coartada de que el fútbol es ilusión, asoma la realidad, que rechaza la ciencia-ficción. La situación financiera del Barça, Goldman Sachs al margen, tiene más trampas que una película de chinos.  Los anteriores gestores dejaron una herencia envenenada: 1.173 millones de euros de deuda (730 a corto plazo), 196 millones a pagar a largo plazo a otros clubes por fichajes (a corto plazo faltan 48 por De Jong, 30 por Coutinho y 52 por Pjanic) y un fondo de maniobra negativo. A eso cabe sumar una masa salarial insostenible que estrangula al club. 

Una cosa es vender ilusión con 'fake news', chismes y fichajes y otra, bien diferente, contarle al socio la realidad. El contexto es delicadísimo. Y por más que se pretenda distorsionar la realidad, el único camino pasa por aplicar sentido común y austeridad. Por más nombres que salgan en los medios y por más operaciones disparatadas que aparezcan - lo de los trueques resulta hilarante por momentos-, en la junta actual se sabe que nadie podrá estirar más el brazo que la manga. La hoja de ruta del club que, por alguna ignota razón, no parece tener interés para la prensa local y nacional, es sencilla. El Barça tendrá que vender amuchos jugadores, incluso regalando futbolistas en operaciones ruinosas, porque el resto de clubes saben la situación desesperada del Barcelona. Asúmanlo. El club tendrá que ahorrar masa salarial como sea, porque de lo contrario, acabará reventando. También habrá que persuadir a algunas vacas sagradas de que se rebajen el salario o acuerden dar por terminada su etapa en el Barça, cuestión espinosa porque algunos de esos jugadores ya se han bajado dos veces el salario este curso y tienen suculentos contratos en vigor que hipotecan al Barça y fueron firmados por el anterior presidente.

Hay más. El Barça tendrá poco margen para el error en el capítulo de altas y tendrá que fichar bueno, bonito y barato. Gastar poco dinero y buscar agentes libres, para ahorrarse traspasos y tener que pagar solo prima de fichaje. El club tendrá que mirar hasta el último céntimo de euro que pagará a los que vengan. De hecho, varios agentes de jugadores ya conocen, de primera mano, la máxima que está aplicando ahora el Barcelona. Es sencilla: "¿Quieres jugar en el Barça? Pues tendrás que cobrar la mitad de lo que te paga tu club o de lo que te ofrecen otros clubes. Si aceptas eso, jugarás aquí". Ni trampa, ni cartón. Si había algo cerrado, se renegociará a la baja. Si se ficha a alguien, será por la mitad de lo que antes se habría pagado. Y si no se puede fichar, para eso está la cantera. Se acabó el sobreprecio. Toca ajustarse el cinturón y apelar a la austeridad. Como eso no vende, el protocolo aconseja la marcianada habitual para estos menesteres. Humo y fichajes de cartón piedra. 

Rubén Uría

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