Gareth Bale sigue viviendo su particular calvario de lesiones en el Real Madrid y el galés sólo aguantó 38 minutos sano en el primer partido de 2019 antes de ser atendido ante el Villarreal por aparentes molestias musculares. El 11 aguantó hasta el descanso, cuando Solari lo sentó y dio entrada a Isco Alarcón.
Con su lesión en el estadio de La Cerámica, el jugador galés ha terminado lesionado en 27 oportunidades en los poco más de cinco años que lleva en el equipo , una barbaridad. La penúltima fue después del partido de Champions contra el CSKA de Moscú, en el tobillo. Frente al Villarreal, tuvo que abandonar el terreno de juego después de un mal movimiento, teniendo que ser sustituido por Isco.
Bale, que se ha perdido ya más de 60 partidos por lesión en el Real Madrid , ha vuelto a tener que dejar el terreno de juego por culpa de su peor enemigo, las lesiones. Mientras le han respetado se ha mostrado como un jugador de mucho nivel, tanto en goles como en asistencias, incluso como un jugador decisivo en las finales, como demostró en el Mundial de Clubes, pero su talón de Aquiles es evidente: pasa tanto tiempo en la enfermería como en el campo.
Hasta ahora ha sufrido todo tipo de lesiones musculares: sobrecargas, elongaciones, roturas de fibra, problemas de isquios, edema en el sóleo, pinchazo en el gemelo, distensión articular, esguince de rodilla, luxación, distensión y varias contracturas. La historia de Bale no admite ningún tipo de duda: es un futbolista descomunal, cuyo enemigo número uno son las lesiones. Goles de oro, músculos de cristal.
