LA INTRAHISTORIA
Agosto del año 2000. Florentino Pérez acaba de aterrizar en el sillón presidencial del Real Madrid, y desde el primer momento atrae todos los focos del mundo del fútbol tras fichar a Figo procedente del Barcelona, pagando la friolera de los 10.000 millones de pesetas (unos 60 millones de euros al cambio) de su cláusula de rescisión. Poco después de ese fichaje récord, el máximo mandatario blanco vuelve a poner en marcha la maquinaria para ‘atar’ a su siguiente Galáctico. En su mirilla aparece Zidane, y el primer encuentro entre ambos tiene lugar en Mónaco, en la gala veraniega de la UEFA donde se entregan los premios a los mejores del curso anterior.
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Florentino Pérez coincide en la misma mesa con Zidane, y durante el transcurso de la cena posterior a la gala, le hace llegar al francés una servilleta. “¿Quieres venir a jugar al Real Madrid?”, le pregunta el presidente blanco en francés. El entonces jugador de la Juventus se la devuelve: “Yes!”, le respondió. “Fue uno de los días más felices de mi vida”, reconocería Zidane recientemente en una entrevista. Iba a cumplir uno de sus sueños de la infancia. El primer día del resto de su vida.
Próximo partido
Aquel verano de 2000 fue imposible acometer el traspaso. La Juventus se negaba a vender al que era el mejor jugador del mundo, y que acababa de ganar la EURO con Francia después de conquistar también el Mundial en 1998. La Vecchia Signora no estaba preparada para semejante pérdida y apenas quedaba tiempo para reemplazarle. Zidane lo aceptó, señor como siempre fue. Pero a su vez logró arrancarles la promesa de que lo estudiarían un año después si se mantenían las condiciones. Florentino las mantuvo, y Zidane también. 11.500 millones de pesetas (unos 72 millones de euros) hicieron posible en el verano de 2001 el que fue entonces el fichaje más caro de la historia del fútbol. Y seguramente el más importante e influyente de la historia moderna del Real Madrid. La Novena, la Décima, la Undécima y la Duodécima llegaron con su firma, ni más ni menos.
