La carrera de Antonio Percassi, propietario de la Atalanta, es lo que cualquiera pudo haber deseado en su infancia y adolescencia. Empieza como futbolista, el sueño de todo niño, y sigue como empresario de éxito, la aspiración de todo adulto. Con traje y corbata ha conseguido cerrar su círculo, adquiriendo en la Serie B en 2010 el club en el que jugó y colocándole tan arriba que mañana (21:00 horas, Movistar Liga de Campeones), en la ida de los octavos de la Champions, recibe al Real Madrid con aspiraciones de noche memorable.
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Percassi nace en Clusone, localidad de Bérgamo, en 1953. En época de posguerra, crece usando el fútbol no sólo a modo de diversión, sino de vehículo para llevar a su familia humilde, en la que es el menor de seis hermanos, a un estatus mayor. Defensa, en 1970 debuta con la Atalanta en la Serie B y en 1972 salta a la Serie A, descendiendo en 1973 a la segunda categoría, de la que no sale hasta su retirada, en la 1977-78 con una aportación testimonial en el Cesena.
Con 23 años y 133 partidos en las botas, toma una decisión que mezcla madurez y ambición: como en el césped no va a hacer muchos billetes, aparca sus antiguas expectativas y las renueva con otras para los despachos. Confiesa, en esta línea, que quiere ser rico. Y en 1976, todavía en activo, surge su contacto con Luciano Benetton, quien le abre las puertas de un mundo que va a dominar durante décadas.
Enseguida consigue poder al frente de marcas de prestigio como United Colors. Es sólo el primer paso de un camino en el que articula su propio holding (Odissea Srl) y se acompaña de Gucci, Guess, Ferrari, Nike o Victoria's Secret. Tal es su éxito que el gigante de los gigantes, Inditex, le confía en 2001 su estrategia para la introducción de Zara en Italia, en concreto en Milán, en la selectísima Corso Vittorio Emanuele. De nuevo, sólo es el primer paso: pronto comienza a llenar la Galería aledaña a Il Duomo de tiendas de firmas de fama mundial. También en Milán, pero en 2018, instalaría el primer Starbucks de la ciudad, una aberración para una sociedad de profundísima tradición cafetera.
Próximos partidos
Percassi, de presidente a propietario de la Atalanta
Antes, en 1997, da a luz a la cosmética KIKO Milano, un ejemplo de cómo erigirse referencia de la nada y sin entregarse a la publicidad. Y antes aún, a finales de 1990 y hasta principios de 1994, flirtea con su futuro, convirtiéndose en presidente de su Atalanta bajo la propiedad de los Bortolotti por la muerte en un accidente de Cesare. Tres lustros después regresa con más grandeza todavía, como dueño.
Ahí, en la 2010-11, inicia la partida real de PC Fútbol que le cambia la cara a un club con la etiqueta de ascensor por sus constantes subidas y bajadas de categoría. De saque, Percassi aúpa al equipo a la Serie A, de donde no se ha movido. En 2016, con las riendas en manos de Gian Piero Gasperini en el banquillo, Bérgamo se mete en el mapa continental tras 26 años, jugando la Europa League, y en la 2019-20 pisa la Champions, alcanzando los cuartos.
Marco Luzzani / AFP
En 2017 se adjudica el concurso por su estadio, el Atleti Azzurri d'Italia, pagando entre ocho y nueve millones de euros, que, según estimaciones, se pueden ir a 50 con la remodelación. Se trata de un gran golpe y una rareza, pues en ese momento sólo tres clubes italianos tienen en sus bienes el recinto en el que disputan sus partidos. Pero hay otro complejo del que presumir: la ciudad deportiva de Zingonia se ha modernizado y expandido hasta los 120.000 metros cuadrados para dotar de herramientas a una de las canteras más reputadas del país. No extraña, por ello, que el equipo Primavera haya sido el mejor de su liga en las tres últimas campañas.
Percassi: divorciado, con seis hijos y en el puesto 1990 en la lista de Forbes
Tampoco sorprende, con esta gestión, que Percassi ingresase en 2020 en el Italian Football Hall of Fame, inscribiendo su nombre junto a los de Silvio Berlusconi, Adriano Galliani, Giuseppe Marotta o Massimo Moratti. No le falta de nada al capo de la Atalanta, que incluso compró Crespi d'Adda, un municipio declarado en 1995 patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Su objetivo, centralizar en ese territorio las operaciones relacionadas con sus negocios.
Divorciado, tiene seis hijos, cinco de ellos trabajando para él. Sólo se escapa, por razones obvias, Michael, nacido en 2013. Luca, que se ocupa de varios proyectos, salió al padre: se estrenó en Copa de la Liga con el Chelsea, pero lo dejó a los 23 años y ahora aparece en calidad de CEO en el organigrama de la Atalanta.
Alessandro Sabattini / Getty
Así es el dueño de la Atalanta, rival este miércoles del Real Madrid en Champions y situado en la posición 1990 en la lista de Forbes, con una fortuna de 1,3 billones de dólares gracias a un imperio que involucra a más de 5000 personas repartidas por las oficinas de Milán, París, Londres, Berlín, Madrid, Lisboa, Viena o Estados Unidos.