Seguro que recuerdan, porque no hace tanto tiempo de ello, esa jugada en la que Jordi Alba recibía el balón de Leo Messi tras una buena carrera por la banda izquierda. El lateral se lo sabía de memoria y, sin siquiera levantar la vista del césped, ponía el balón raso en el punto de penalti. Allí llegaba Messi, seguro de que Alba le mandaría el balón justo a esa zona. Casi siempre terminaba en gol. Ninguna defensa lo frenaba, nadie era capaz de evitarlo, aunque todos conocían la jugada, que se repetía y se repetía partido tras partido. No había centrales que se les resistiesen. Eran imparables.
Sin Messi en el equipo, en el inicio de temporada Jordi Alba se había quedado huérfano. No tenía socios. Con Braithwaite no se entendió y en un 3-5-2 le costaba relacionarse con alguien para tirar paredes y abrir las defensas rivales. Se jugaba mucho -demasiado- por el centro, algo que ante el Valencia cambió por completo. Ronald Koeman decidió abrir el campo con Sergiño Dest jugando de extremo puro, a pierna natural, y con Ansu Fati a pierna cambiada. Y le salió bien. Tan bien que en la banda izquierda nació una conexión prácticamente carnal entre Ansu y Alba. Entre el joven llamado a ser la estrella del equipo y el veterano al que siempre le buscan competencia pero al que nunca nadie consigue quitarle el puesto.
Entre Ansu y Alba se dieron 26 pases. La relación, de largo, más jugosa del encuentro. El delantero hispano-guineano buscó al lateral en 8 ocasiones. A nadie más dio tantos pases. Pero es que Jordi Alba le cedió el balón a Ansu 18 veces, en un vínculo sin comparación. De hecho, el lateral de L'Hospitalet de Llobregat fue quién más balones tocó en todo el encuentro: 109, el 15% de todo su equipo. Una auténtica burrada. Para hacerse una idea de la bestialidad del dato, el segundo que más participó fue Sergio Busquets, con 75 intervenciones, 33 menos que Alba. En el Valencia, Gabriel Paulista, se quedó con 65 intervenciones, el más participativo del conjunto 'che'.
La conexión entre Ansu y Alba no se quedó en los datos, también fue trascendente. El segundo gol azulgrana, el de la remontada, llegó tras un penalti provocado por el '10' blaugrana. Alba encontró a Ansu sólo en el área, el delantero recibió el balón de su nuevo socio, José Gayá le tocó por detrás y el árbitro señaló la pena máxima. 2-1 para darle la vuelta a un encuentro en el que Ansu ya había logrado el empate con un golazo soberbio. Parece que la banda izquierda azulgrana empieza a carburar.