Estamos ante el año absolutamente irrepetible de la historia del Liverpool. Viene de ser Campeón de Europa, de ganar el Mundial de Clubes y ahora mismo está en su temporada Record. Suma 76 puntos en la Premier, más que ningún otro club en la historia del fútbol inglés a estas alturas de temporada, saca 22 puntos al 2º clasificado en lo que supone la mayor diferencia jamás registrada entre los dos primeros en la historia de la Premier y lleva 43 partidos de Liga sin perder, cercano ya al record absoluto del Arsenal de los Invencibles que está en 49. Es decir, imposible un contexto mejor.
¿Cómo ha logrado todo eso? Primero, era un club que estaba dormido desde hace mucho tiempo, pero que por afición, historia y capacidad financiera, estaba en disposición de confiar en Klopp para un periodo largo y darle todo lo que pidiera. En muy poco tiempo, incluso cuando aun estaba armando su proyecto, fue capaz de competir ante los grandes con una idea clara, la presión asfixiante en la medular con una clara intención, ser capaz de presionar, robar y salir al contragolpe, dejando la medular como una zona sin tránsito y sin creación. Así, fue capaz primero de alcanzar la finalísima de Champions ante el Real Madrid incluso antes de que su base estuviera creada y, con esa estructura y a raíz de varios refuerzos defensivos como Van Dijk o Alisson, dio un paso adelante definitivo.
Porque la clave del enorme aspecto competitivo del Liverpool radica en su capacidad defensiva. Un equipo que era un absoluto titubeo en su línea inicial, convertida ahora en un seguro de vida, uno de los menos goleados y uno de los que más ha aumentado la productividad de sus defensores. Primero, convirtiendo a Van Dijk en un zaguero indestructible, aupando de nivel a quien se coloque a su lado (Lovren-Matip-Joe Gomez) y, tercero y tremendamente importante, encontrar dos laterales de enorme proyección ofensiva, de los mayores asistentes de toda Europa y que no debilitan defensivamente su aptitud. Alexander Arnold y Robertson son hoy, probablemente, la mejor pareja de laterales del planeta por su energía, profundidad y capacidad de aportes globales al equipo.
Próximos partidos
El resto, se perfeccionó. Hasta la llegada de Fabinho, el Liverpool no quería tanto la pelota, no era un equipo que pudiera llevar el peso de la posesión y prefería intensidad medular para robar y buscar velocidad ofensiva. Ahora, aunque siga siendo una opción clarísima, encontró mucha más solvencia y argumentos, pues Wijnaldum-Keita-Henderson-Oxlade Chamberlain, son futbolistas adaptados perfectamente al corte de Klopp, tremendamente poderosos en desgaste e implicación global como fase intermedia entre destrucción y rápidos automatismos para dinamizar el ritmo de los partidos. De tal manera, los Reds casi siempre consiguen que se juegue a lo que ellos pretenden, algo que rompe por completo a clubes que pretenderían manejar más la pelota, sensaciones y detalles del partido. El Liverpool no te deja pensar y se hace rápidamente con el escenario, más aun en Anfield.
Y, además, es un equipo muy poderoso para eliminatorias por su capacidad ofensiva. Desde que llegó Klopp, el trío Mané-Salah-Firmino, ha sido aun más tajante e intocable, pero perfeccionó su mecanismo. El brasileño es el socio de todos, un Benzema vestido de rojo que mejora notablemente a sus compañeros y que no necesita el gol para brillar, sino que enciende todo cuanto aparece en su radar. Salah explotó, se convirtió en top mundial y ahora a veces incluso sale de su zona de banda para tener más influencia, algo que puede hacer, pisar el área, precisamente porque a su lado está Firmino. Idénticas prestaciones, aunque aun más regulares y continuadas en rendimiento, ofrece Mané, pues el senegalés ha sido, seguramente, quien nunca bajó su cuota de gol, asistencias y aportes al ataque.
Entre los tres, suman ahora mismo 43 goles, menos que otros años, y aun así, el Liverpool es más poderosos que nunca, lo que demuestra la amplitud de horizontes que logró este proyecto. Todo velocidad si, pero ahora, además, este Liverpool compite con más variables ofensivas gracias a sus carrileros y con más seguridad defensiva gracias a su solidez global de hacerse con el guion de los partidos. Para muchos, ya hablamos del mejor equipo Red de la historia.
