GoalNo hay día que un medio de comunicación, nacional o extranjero, no publique que un jugador del Atleti se puede ir. Es así desde tiempo inmemorial. No hay hincha colchonero que no se sepa la cantinela de memoria. Ahora, además, como el Atleti tiene buenos futbolistas en nómina, es mucho más lógico que los clubes con más músculo económico de Europa se interesen por todos los activos del Cholo y de una manera constante, sobre todo si tienen cláusulas PVP. Lo raro sería que no llovieran las ofertas por los jugadores de un club que, gracias a Simeone, es el segundo del ránking UEFA. Al grano: hace tres semanas publiqué en esta tribuna de opinión un artículo sobre Jan Oblak. Confirmé que existe interés de equipos ingleses, que el Atleti no quiere vender y que, salvo que Oblak dijera que quería irse, lo aconsejable era aplicar el mantra del cholismo: “No consuman”.
Pues bien, semanas después, como a uno le pagan por contar lo que pasa y no por apasionarse, es hora contarles que algo no encaja. Justo antes del calamitoso partido (sic) del Atlético ante el Leipzig, Jan Oblak concedió una entrevista al diario “As” en la que apuntó dos cosas, a mi entender, muy llamativas. Una, que el club había cumplido su objetivo, pero que su esperanza era competir más al Madrid y al Barça. Y dos, que cuando acabase la temporada, hablaría sobre su futuro. Pues bien, la temporada ha terminado. Y uno, que ya es perro viejo y sabe que en esto del fútbol dos y dos no siempre son cuatro, empieza a tener la sensación de que el mejor portero del mundo igual se está replanteando su futuro. Y eso es un problema. Uno de proporciones bíblicas para el club, para el vestuario, para el cuerpo técnico y por descontado, para el aficionado. Y mi labor profesional no es ocultarlo, sino explicarlo.
Mi información es que el Atlético de Madrid no quiere vender a Oblak, que no puede pagarle más dinero, que no va a tocar su contrato para incrementar su salario, que ahora no puede satisfacer sus demandas y que no puede acometer grandes fichajes que mejoren el proyecto deportivo, porque está en una delicada situación económica por el impacto de la Covid-19. Hay más. El esloveno, que tiene una relación cordial con Miguel Ángel Gil Marín y muy estrecha con Diego Pablo Simeone, no está del todo satisfecho con cómo van las cosas, no tiene ‘feeling’ con algunos miembros de la cúpula del club y ahora mismo, si llega una gran oferta, podría escucharla. Hasta ahí la información. Y ahora, mi humilde opinión: Algo está pasando con Oblak y más allá de la duda, mi sensación es que si esta vez un club llega con el dinero de su cláusula, el esloveno podría abrir la puerta.
Rubén Uría


